2 OPCIONES.
1º OPCIÓN.
Primera Lectura: Eclesiástico 3:2-7, 12-14
2Pues el Señor da al padre honra frente a los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
3El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros;
5el que honra a su padre se alegrará de sus hijos,
y cuando rece, será escuchado;
6quien honra a su padre tendrá larga vida,
quien da descanso a su madre obedece al Señor;
7quien respeta al Señor honra a sus padres
y sirve a sus padres como a señores.
12Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras vivas;
13aunque chochee, ten indulgencia;
no lo abochornes mientras viva.
14La limosna del padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados;
Explicación.
3,1-2 El maestro asume el papel de padre, tratando a los alumnos de hijos; prolongando así la actividad de los padres que ejercieron el papel de maestros: Prov 1,6; 2,1; 3,1; 4,1.10; 5,1; 10,1. La autoridad de los padres es institución divina para la salvación.
3,3-7 Los cuatro versos repiten el término "honrar'. El término hebreo abarca tanto el respeto a su autoridad como el sustento en su necesidad: véase Mt 15,4-6. La distinción "padre y madre" tiene función formal: todos los consejos valen para ambos, la madre está situada al mismo nivel. El último verso, según costumbre del autor, vincula el precepto al respeto debido a Dios. En el v. 6 comienza el texto hebreo conservado: cfr. Ex 20,12.
3,12-15 Tercera estrofa. La conducta inculcada debe durar toda la vida, también cuando el padre es anciano y el hijo maduro (Prov 23,22). Incluye como antes el aspecto genérico de ayuda, "no lo abandones", y el de honor, "no lo abochornes" (Prov 30,17). Parece adelantarse a una objeción o pregunta: ¿qué hacer cuando el padre mismo se deshonra con la chochera? Dos versos introducen el tema de la limosna: no hecha al padre, sino hecha por él. Cuando el padre es anciano e incapaz de ayudar, la limosna que hizo permanece como un capital de ayuda y protección, incluso más que los tesoros. "Expiar' y "pecados" hacen eco al v. 3.
1 ¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
2Comerás de la fatiga de tus manos,
serás dichoso, te irá bien.
3Tu mujer como parra frondosa
en la intimidad de tu casa,
tus hijos como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa.
4Ésa es la bendición del varón
que respeta al Señor.
5Que te bendiga el Señor desde Sión.
y gozarás de la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida,
Explicación.
128 Género y colocación. Bienaventuranza que canta la felicidad de la vida familiar en el contexto de Jerusalén e Israel. El paradigma de la dicha está expresado con el
doble "dichoso" (1.2), el doble "bendecir" (4.5), el doble "bien" (2.5b) y el final "paz". Por su colocación, completa y corrige el precedente: menciona la esposa y exalta el valor del trabajo humano; no será "en vano" si lleva la bendición de Dios. La vida familiar está reducida a lo elemental: es monógamo y de familia numerosa. El padre atiende al trabajo, la madre a la casa; la mesa simboliza y realiza la unidad familiar.
Las dos imágenes son vegetales, parra y olivo; sugieren lozanía, fecundidad, crecimiento. Parra o vid es imagen tradicional: p. ej. Is 5,1-7; Ez 19,10s. En un segundo momento, tanto la vid como el olivo pueden simbolizar a Israel: Jr 11,16. A través de dicho simbolismo pasamos al final del salmo: Jerusalén es la madre, Israel son los hijos.
128,1 Son correlativos respetar al Señor y seguir los caminos que él nos traza.
128,2 Es bendición trabajar produciendo y disfrutar de lo producido: Is 65,21-23; Am 9,14.
Transposición cristiana.
La clave se encuentra en el símbolo matrimonial de Cristo y la Iglesia, según Ef 5. También es aplicable al sacramento del matrimonio, que renueva la bendición genesíaca.
En clave escatológica: el cristiano disfrutará del fruto de su fatiga: Rom 8,18; Ap 14,13.
Segunda Lectura: Colosenses 3:12-21 o 3:12-17
12En vista de eso, como elegidos de Dios, consagrados y predilectos, vestíos de ternura entrañable, de agrado, humildad, sencillez, tolerancia; 13conllevaos mutuamente y perdonaos cuando uno tenga queja contra otro; el Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo. 14Y, por encima, ceñíos el amor mutuo, que es el cinturón perfecto. 15Interiormente, la paz del Mesías tenga la última palabra; a esta paz os han llamado como miembros de un mismo cuerpo. Sed también agradecidos. 16El mensaje del Mesías habite entre vosotros en toda su riqueza: enseñaos y aconsejaos unos a otros lo mejor que sepáis; con agradecimiento cantad a Dios de corazón salmos, himnos y cánticos inspirados; 17y cualquier actividad vuestra, de palabra o de obra, hacedla en honor del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
18Mujeres, sed dóciles a vuestros maridos, como conviene a cristianas. 19Maridos, amad a vuestra mujeres y no seáis agrios con ellas.
20Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, que da gusto ver eso en los cristianos. 21Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se depriman.
EXPLICACIÓN.
Relaciones humanas en la humanidad nueva: los sentimientos mutuos han de ser los que contribuyen a la unión y facilitan la convivencia. La consagración o pertenencia a la esfera de Dios, que en 1,2 exigía la fe y la esperanza, desemboca aquí en el amor de unos por otros (12-13). Las buenas disposiciones hacia los demás se comparan a prendas de vestir; las mantiene unidas y en su sitio el cinturón o faja, que es el amor mutuo (14). Tenga la última palabra, lit. "arbitre/sea árbitro". El Señor no llama a una espiritualidad individualista, sino a vivir como miembros de una comunidad (15). Han de ser cristianos a fondo, dejando que toda la vida quede penetrada por el amor mutuo; para ello, ayuda recíproca en un ambiente de alegría y de agradecimiento a Dios (16). Alegría y gratitud en la reunión cristiana y lo mismo en la actividad (17).
Aplicaciones concretas de la actitud cristiana a los diferentes estados de vida.
Evangelio: Lucas 2:22-40 o 2:22, 39-40
PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.
22 Cuando llegó el tiempo de que se purificasen conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al Señor
23 (tal y como está prescrito en la Ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor)
24 y ofrecer un sacrificio (conforme a lo mandado en la Ley del Señor: Un par de tórtolas o dos pichones).
25 Había por cierto en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo descansaba sobre él.
26 El Espíritu Santo le había avisado que no moriría sin ver al Mesías del Señor.
27 Impulsado por el Espíritu fue al templo y, en el momento en que entraban los padres con el niño Jesús para cumplir con él lo que era costumbre según la Ley,
28 él lo cogió en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 -Ahora, mi Dueño, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
30 porque mis ojos han visto la salvación
31 que has puesto a disposición de todos los pueblos:
32 una luz que es revelación para las naciones
y gloria para tu pueblo, Israel.
33 Su padre y su madre estaban sorprendidos por lo que se decía del niño.
34 Simeón los bendijo y dijo a María su madre:
- Mira, éste está puesto para que en Israel unos caigan y otros se levanten, y como bandera discutida
35 -y a ti, tus anhelos te los truncará una espada-; así quedarán al descubierto las ideas de muchos.
36 Había también una profetisa. Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Esta era de edad muy avanzada: de casada había vivido siete años con su marido
37 y luego, de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día.
38 Presentándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
39 Cuando dieron término a todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su pueblo de Nazaret.
40 El niño, por su parte, crecía y se robustecía, llenándose de saber, y el favor de Dios descansaba sobre él.
EXPLICACIÓN.
Circuncisión (21): integración en el pueblo y religión judía; quieren hacer hijo de Abrahán al que es Hijo del Altísimo, Hijo de Dios (1,32-35). Nombre: Jesús = Dios salva, después que el ángel ha anunciado su calidad de salvador (2,11).
Las profecías sobre Jesús no se hacen al tiempo de su circuncisión (cf. 1,64.67), sino en Jerusalén, en el templo (22). José y María siguen integrando a Jesús en la cultura y religión judía. Pretenden cumplir con él todos los requisitos de la Ley. Todo primogénito varón debía ser consagrado a Dios (Éx 13,2.12.15) para el servicio del santuario (más tarde reservado a la tribu de Leví; Nm 3,12) y rescatado mediante el pago de una suma (Nm 18,15s); Lc no describe los ritos ni menciona el rescate (22-24). Tórtolas, pichones, sacrificio expiatorio de los pobres (Lv 12,8).
Dos figuras: Simeón y Ana. Simeón, justo (cf.16), participa de la expectación mesiánica (el Consuelo = el Mesías) cf. Is 40,1; 63,13s) (25); va al templo porque lo lleva el Espíritu, para encontrarse con Jesús. Cántico (29-32), profecía sobre Jesús. Ahora, cf. 2,11: "hoy". El ámbito de la salvación rebasa Israel (31) (no en María y Zacarías). El Mesías-luz librará a los paganos de las tinieblas/opresión (Is 25,7; 40,5; 42,6, etc); Israel, iluminado por él, alcanzará la gloria a que Dios lo destinaba (Is 46,13; 45,25).
Sorpresa de María y José (33). Palabras de Simeón a María (34s): levantar, caer, lo expresado por ella en su cántico (1,52s); alusión a la piedra que hace tropezar (Is 8,14) y que se convierte en cimiento (Is 28,6; Lc 20,17s). Bandera discutida, señal o estandarte al que se dará o negará la adhesión (Is 11,10.12); la contradicción lo llevará a la cruz. Tus anhelos los truncará (una espada) (35: lit. "traspasará tu psykhê": el término psykhê, traducción de nephesh, significa entre otras cosas "ansia, anhelo", cf. Sal 107,9): la madre/Israel experimentará en la muerte de Jesús el fracaso de la salvación que esperaba, cuya consecuencia será la ruina del pueblo (cf. Ez 14,17); la espada puede aludir a la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, que echa abajo para siempre la esperanza de una restauración gloriosa. La cruz pondrá de manifiesto las perversas intenciones de muchos en Israel.
Ana (36), arraigada en el pasado (genealogía) y en la institución (vive en el templo). Viuda (37), cf. Jr 51,5. Simeón continúa la línea del cántico de María (caída-levantamiento); Ana, la de Zacarías (la liberación de Jerusalén de los enemigos externos) (38).
María y José cumplen los ritos legales, pero la consagración del niño no dependía de ceremonias (1,35). Vuelta a Nazaret (39).
En Jesús hay crecimiento físico y un saber divino. El Espíritu preparaba a Juan para ser profeta (1,15). La sabiduría va dando a Jesús una visión profunda del plan de Dios. La presencia continua del favor divino indica una limpidez sin obstáculos. (40).
2º OPCIÓN.
Primera Lectura: Génesis 15,1-6; 21,1-3.
151Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor:
-No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante.
2Abrán contestó:
-Señor, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?
3Y añadió:
-No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará.
4Pero el Señor le dijo lo siguiente:
-No te heredará ése; uno salido de tus entrañas te heredará.
5Y el Señor lo sacó afuera y le dijo:
-Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes.
Y añadió:
-Así será tu descendencia.
6Abrán creyó al Señor y se le apuntó en su haber.
211Como lo había prometido, el Señor se ocupó de Sara, el Señor realizó con Sara lo que había anunciado. 2Sara concibió y dijo un hijo al viejo Abrahán en la fecha que le había anunciado Dios. 3Al hijo que le había nacido, que había dado a luz Sara, Abrahán lo llamó Isaac.
Explicación.
15,1-19 Alianza de Dios con Abrán. El relato funde dos temas fundamentales: la descendencia patriarcal y la posesión de la tierra. Lo primero condiciona lo segundo, pues hace falta un pueblo para poblar un país. Al primero corresponden los términos "salir, linaje"; al segundo "dar, poseer". Hay dos visiones nocturnas: una serena y otra dramática. La teoría documental repartió el texto en dos hilos: Yavista 1b.2.7-12.17-21; Elohísta 1ª.3-6.13-16.
Son también fundamentales los verbos polares salir (nacer) - entrar (ponerse el sol, morir). Salir es un movimiento de lo cerrado a lo abierto. Abrán hubo de salir de la cultura cerrada al espacio abierto del encuentro con Dios, la aventura, la esperanza. Se fía de la promesa de Dios y ése es su mérito (justicia). Ahora está metido en su tienda, en los problemas domésticos de la herencia; ha de salir afuera, a mirar la gran tienda celeste y en ella los innumerables ejércitos del Señor; de los cálculos menudos a lo incalculable que Dios ha hecho y controla. También en sus entrañas hay algo encerrado, la descendencia que ha de salir afuera para multiplicarse. También ellos un día habrán de repetir el movimiento de salida, de la esclavitud a la posesión de la tierra. Así heredará Abrán: entrando él en la muerte -como entra, se pone el sol-, los que de él salen heredarán.
15,1 La introducción es de estilo profético y engloba todo el capítulo. Escudo: Sal 3,4; 18,3.31; 28,7; 33,20. La paga o salario presupone un servicio prestado: es decir, Yhwh ha tomado al patriarca a su servicio.
15,2-3 Dado que no cuenta con otra vida, morir sin descendencia es una tragedia irreparable: muere el hombre y el nombre. El criado no puede dar cumplimiento a la promesa divina.
15,2 Eclo 30,4.
15,3 Sal 49,11.
15,5 Las estrellas como ejemplo de multitud: Gn 26,4; Dt 1,10; Sal 147,4.
15,6 Texto citado en el NT: Rom 4,3.9.22; Gál 3,16; Sant 2,23.
21,1-8 Por fin llega el acontecimiento esperado, el nacimiento del heredero, y el autor lo registra con sobriedad. Lo pone bajo el signo del cumplimiento: Dios cumple lo prometido, Abrahán cumple lo mandado.
21,1 Heb 11,11.
Salmo: 105,1-6.8-9
1Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
informad de sus hazañas a los pueblos.
2Cantadle al son de instrumentos,
comentad todas sus maravillas.
3Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
4Recurrid al Señor y a su poder
buscad siempre su presencia.
5Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios y las sentencias de su boca.
6iEstirpe de Abrahán, su siervo,
hijos de Jacob, su elegido!
8Se acuerda siempre de su alianza,
de la palabra dada, por mil generaciones.
9de la alianza sellada con Abrahán
y el juramento hecho a Isaac,
Explicación.
105,1-7 Largo invitatorio marcando un tempo andante. Aunque el tema es nacional, quiere un auditorio internacional (1), ya que "nuestro Dios" es universal (7).
105,5 Las "sentencias" son tanto judiciales como legales, son actos de gobierno.
105,6 El paralelismo deja por ahora sitio a dos patriarcas: Is 41,8.
105,8-11 Planteamiento de la historia sucesiva. Se presenta la terna oficial de los patriarcas. Citada en los relatos de vocación de Moisés (Ex 3,6; 6,2), de intercesión (Ex 32, 13) ; véanse también Lv 26,42; Jr 33,26. Elabora un tejido poco diferenciado de verbos, "mandar, estipular, confirmar", y complementos "alianza, palabra, juramento, decreto": todo ello de duración perpetua. El contenido es escueto: "a ti te daré".
Segunda Lectura: Hebreos 11,8.11-12.17-19.
8Por la fe respondió Abrahán al llamamiento de salir para la tierra que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde iba.
11Por la fe recibió vigor para fundar una descendencia con Sara, aunque le había pasado la edad, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. 12Así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como los astros del cielo y como la arena incontable de la orilla del mar. 17Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac, y era su hijo único lo que ofrecía el depositario de la promesa, 18después que le habían dicho: "Isaac continuará tu descendencia" (Gn 21,12), 19estimando que Dios tiene poder hasta para levantar de la muerte; así, aun exponiéndolo a la muerte, lo recobró.
Explicación.
Los cristianos son aquí extranjeros y exiliados (13), siempre dispuestos, como Abrahán, a salir para una tierra desconocida (8)
Quien se niega a ir adelante se separa del pueblo de Dios en marcha.
La fe de Abrahán fue más fuerte que la certeza de perder a su hijo, del que dependía su descendencia, cf. Gn 21,12 (17-19).
Evangelio: Lucas 2:22-40 o 2:22, 39-40
PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.
22 Cuando llegó el tiempo de que se purificasen conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al Señor
23 (tal y como está prescrito en la Ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor)
24 y ofrecer un sacrificio (conforme a lo mandado en la Ley del Señor: Un par de tórtolas o dos pichones).
25 Había por cierto en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo descansaba sobre él.
26 El Espíritu Santo le había avisado que no moriría sin ver al Mesías del Señor.
27 Impulsado por el Espíritu fue al templo y, en el momento en que entraban los padres con el niño Jesús para cumplir con él lo que era costumbre según la Ley,
28 él lo cogió en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 -Ahora, mi Dueño, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
30 porque mis ojos han visto la salvación
31 que has puesto a disposición de todos los pueblos:
32 una luz que es revelación para las naciones
y gloria para tu pueblo, Israel.
33 Su padre y su madre estaban sorprendidos por lo que se decía del niño.
34 Simeón los bendijo y dijo a María su madre:
- Mira, éste está puesto para que en Israel unos caigan y otros se levanten, y como bandera discutida
35 -y a ti, tus anhelos te los truncará una espada-; así quedarán al descubierto las ideas de muchos.
36 Había también una profetisa. Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Esta era de edad muy avanzada: de casada había vivido siete años con su marido
37 y luego, de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día.
38 Presentándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
39 Cuando dieron término a todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su pueblo de Nazaret.
40 El niño, por su parte, crecía y se robustecía, llenándose de saber, y el favor de Dios descansaba sobre él.
EXPLICACIÓN.
Circuncisión (21): integración en el pueblo y religión judía; quieren hacer hijo de Abrahán al que es Hijo del Altísimo, Hijo de Dios (1,32-35). Nombre: Jesús = Dios salva, después que el ángel ha anunciado su calidad de salvador (2,11).
Las profecías sobre Jesús no se hacen al tiempo de su circuncisión (cf. 1,64.67), sino en Jerusalén, en el templo (22). José y María siguen integrando a Jesús en la cultura y religión judía. Pretenden cumplir con él todos los requisitos de la Ley. Todo primogénito varón debía ser consagrado a Dios (Éx 13,2.12.15) para el servicio del santuario (más tarde reservado a la tribu de Leví; Nm 3,12) y rescatado mediante el pago de una suma (Nm 18,15s); Lc no describe los ritos ni menciona el rescate (22-24). Tórtolas, pichones, sacrificio expiatorio de los pobres (Lv 12,8).
Dos figuras: Simeón y Ana. Simeón, justo (cf.16), participa de la expectación mesiánica (el Consuelo = el Mesías) cf. Is 40,1; 63,13s) (25); va al templo porque lo lleva el Espíritu, para encontrarse con Jesús. Cántico (29-32), profecía sobre Jesús. Ahora, cf. 2,11: "hoy". El ámbito de la salvación rebasa Israel (31) (no en María y Zacarías). El Mesías-luz librará a los paganos de las tinieblas/opresión (Is 25,7; 40,5; 42,6, etc); Israel, iluminado por él, alcanzará la gloria a que Dios lo destinaba (Is 46,13; 45,25).
Sorpresa de María y José (33). Palabras de Simeón a María (34s): levantar, caer, lo expresado por ella en su cántico (1,52s); alusión a la piedra que hace tropezar (Is 8,14) y que se convierte en cimiento (Is 28,6; Lc 20,17s). Bandera discutida, señal o estandarte al que se dará o negará la adhesión (Is 11,10.12); la contradicción lo llevará a la cruz. Tus anhelos los truncará (una espada) (35: lit. "traspasará tu psykhê": el término psykhê, traducción de nephesh, significa entre otras cosas "ansia, anhelo", cf. Sal 107,9): la madre/Israel experimentará en la muerte de Jesús el fracaso de la salvación que esperaba, cuya consecuencia será la ruina del pueblo (cf. Ez 14,17); la espada puede aludir a la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, que echa abajo para siempre la esperanza de una restauración gloriosa. La cruz pondrá de manifiesto las perversas intenciones de muchos en Israel.
Ana (36), arraigada en el pasado (genealogía) y en la institución (vive en el templo). Viuda (37), cf. Jr 51,5. Simeón continúa la línea del cántico de María (caída-levantamiento); Ana, la de Zacarías (la liberación de Jerusalén de los enemigos externos) (38).
María y José cumplen los ritos legales, pero la consagración del niño no dependía de ceremonias (1,35). Vuelta a Nazaret (39).
En Jesús hay crecimiento físico y un saber divino. El Espíritu preparaba a Juan para ser profeta (1,15). La sabiduría va dando a Jesús una visión profunda del plan de Dios. La presencia continua del favor divino indica una limpidez sin obstáculos. (40).