jueves, 22 de febrero de 2024

LECTURAS DEL MARTES 19 DE MARZO DEL 2024

 Primera Lectura. 2 Samuel 7,4-5.12-14.16.

2 SAMUEL

4Pero aquella noche recibió Natán esta palabra del Señor:
5-Vete a decir a mi siervo David: Así dice el Señor: "¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? 12Y cuando hayas llegado al término de tu vida y descanses con tus antepasados, estableceré después de ti una descendencia tuya, nacida de tus entrañas, y consolidaré tu reino. 13Él edificará un templo en mi honor y yo consolidaré su trono real para siempre. 14Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes, como suelen los hombres; 16tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu  trono permanecerá por siempre".

Explicación.

7,12 La fórmula resulta un poco ambigua, sobre todo por la inserción del v.13. Este verso se refiere directamente a Salomón, descendiente en sentido singular. En cambio, la promesa se refiere a la descendencia, como la promesa hecha a Abrahán (Gn 12,7; 15,18; 17,7-10), que se individualiza en 21,13.

7,14 Fórmula de adopción o de elección, que resuena en Sal 2 y 110.

7,16 Is 9,6; Lc 1,32s.

Salmo. 89,2-5.27.29.
2La lealtad del Señor cantaré eternamente, 
anunciaré de edad en edad tu fidelidad. 
3Afirmo: Tu lealtad está construida en los cielos, 
en ellos está firme tu fidelidad: 
4-He sellado una alianza con mi elegido, 
jurando a David mi siervo: 
5«Te fundaré un linaje perpetuo 
y te construiré un trono para todas las edades». 
27EI me invocará: «Tú eres mi padre, 
mi Dios, mi Roca de salvación».  
29Le guardaré lealtad eterna 

y mi alianza con él será estable. 
Explicación.
89,2-3 El orante enuncia su programa: un canto para la posteridad, perdurable como el tema que trata y como su garantía celeste.
89,4-5 Sin introducción suenan palabras de Dios. Toma la iniciativa, elige como vasallo a David, le otorga con juramento (2 Sm 3,9; Sal 110,4; 132,11) una alianza, para él y sus sucesores en el trono. 
89,27-28 Como título supremo, el rey de Israel es llamado hijo de Dios y puede invocar personalmente al Señor como Padre: Sal 2,7; 2 Sm 7,14. Este salmo añade un matiz: "primogénito". Lo que es el pueblo hebreo entre otros pueblos (Ex 4,23), lo es su rey entre los reyes. No por precedencia cronológica, sino por elección y nombramiento divinos.
89,29-30 La lealtad del Señor desborda la vida de David, de cada monarca, asegura una descendencia y un trono. La afirmación va más allá de una mera continuidad y establece una medida cósmica para la fidelidad del Señor y la duración del trono; véanse Sal 45,7; Is 55,3. 
Transposición cristiana.
 Ya durante la economía antigua se leyó el salmo en clave mesiánica, y así lo han leído los cristianos. Parte del v. 21 se cita en Hch 13,22; 28b se cita en Ap 1,5. Más importantes son las relaciones temáticas: el título de Mesías, la unción, la relación Hijo / Padre, el título de primogénito (Rom 8,29; Col 1,15.18 Ap 1,5; Heb 1,6). Y para meditar el tema de la fidelidad, tenemos Rom 1,5.8; 2 Tim 2,11-13.  
Segunda Lectura. Romanos 4,13.16-18.22
13Porque la promesa hecha a Abrahán y a su descendencia, de que su herencia sería el mundo, no suponía la observancia de la Ley, sino la rehabilitación obtenida por la fe. 
        16Ésa es la razón de que la promesa dependa de la fe, para que, siendo gratuita, esté segura para toda la descendencia; no sólo para la descendencia que sigue la Ley, sino también para la que sigue la fe de Abrahán. Que él es nuestro padre común, 17lo dice la Escritura: "Te he destinado a ser padre de todos los pueblos" (Gn 17,5).
          Fue al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a lo que no existe cuando creyó Abrahán. 18Esperar cuando no había esperanza fue la fe que lo hizo padre de todos los pueblos, conforme a lo que Dios le había dicho: "Así será tu descendencia" (Gn 15,5).  22Precisamente por eso "le valió la rehabilitación".

Explicación.

La promesa es gratuita, y lo mismo su contenido; una herencia depende sólo de la voluntad del testador, no de la actividad del beneficiario. Si la promesa dependiese del cumplimiento de una Ley que nadie cumple sería ilusoria (13-15). Promesa gratuita. Abrahán, antepasado de todos los que se apoyan en la fe (Gn 17,5) (16-17a). Fe/confianza invencible de Abrahán. Poder de Dios creador de novedad, capaz de romper los determinismos que encadenan al hombre (17b-22).

Evangelio: Mateo 1,16.18-21 o Lucas 2,41-51

Mateo 1,16.18-21 
16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado el Mesías.
18 Así nació Jesús el Mesías: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
19 Su esposo, José, que era hombre justo y no quería infamarla, decidió repudiarla en secreto.
20 Pero, apenas tomó esa resolución, se le apareció en sueños el ángel del Señor, que le dijo:
                       - José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte contigo a María, tu mujer, porque la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo.
21 Dará a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Explicación

En Jesús Mesías va a culminar la historia de Israel. Mt arregla las generaciones para establecer seis septenarios o "semanas de generaciones". Jesús, el Mesías, comienza la séptima semana, que representa la época final, dentro de la historia, para Israel y para la humanidad. La octava será el mundo futuro.

 Nacimiento virginal por obra del Espíritu Santo: nueva creación, que supera la descrita en Gn 1,1ss. En Jesús, la creación del hombre alcanza su plenitud: es al mismo tiempo novedad absoluta y culminación de un proceso histórico. Justo (19): israelita fiel a los mandamientos de Dios, figura del "resto de Israel". Por su amor o fidelidad a Dios (22,37) quiere cumplir la Ley, que lo obligaba a repudiar a María; su amor al prójimo (22,39) le impedía infamarla. De ahí su decisión (19). Jesús (21) (Dios salva) =Josué, el que introdujo al pueblo en la tierra prometida. Salvar de los pecados, de un pasado de injusticia.

Lucas 2,41-51
41 Sus padres iban en peregrinación cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
42 Cuando Jesús había cumplido doce años subieron ellos a la fiesta según la costumbre,
43 y cuando los días terminaron, mientras ellos se volvían, el joven Jesús se quedó en Jerusalén, sin que se enteraran sus padres.
44 Creyendo que iba en la caravana, después de una jornada de camino se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos;
45 al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
46 A los tres días lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
47 Todos los que lo oían estaban desconcertados de sus inteligentes respuestas.
48 Al verlo, quedaron impresionados, y le dijo su madre:
- Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? ¡Mira con qué angustia te buscábamos tu padre y yo!
49 Él les contestó:
- ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo tengo que estar en lo que es de mi Padre?
50 Pero ellos no comprendieron lo que les había dicho.
51 Jesús bajó con ellos, llegó a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo aquello en la memoria.

EXPLICACIÓN.

María y José, exactos cumplidores de la Ley (41). A los doce/trece años el niño entraba a formar parte de la comunidad judía y estaba sujeto a la Ley (42). Jesús demuestra su independencia (43). Joven, muchacho, no ya niño (cf. 2.17.27.40: "niño"; 2,12.16: "niño de pecho").

Jesús en una escuela del templo (46). Única vez que Lc llama maestros a los doctores judíos (cf. 5,17.21.30; 7,30); por el momento, es la única enseñanza que existe en Israel; los recaudadores llamarán "maestro a Juan Bautista (3,12); con la manifestación del Mesías caducará la enseñanza judía (7,40; 8,49, etc.) Jesús joven escucha, pregunta y responde como alumno; los asombra con su inteligencia (47: cf. 2,40, "saber"); conoce la tradición de Israel; su ruptura con ella se deberá a su conocimiento crítico.

Reproche de la madre (48). Tu padre, fuerza del vínculo legal y papel que se atribuye a José como educador. No conciben que el Mesías pueda separarse de la tradición representada por ellos: Jesús habla por primera vez en Lc (49) y corrige el dicho de María: él tiene otro Padre. No es el templo como tal (19,46: "cueva de bandidos") el lugar de la presencia divina; ésta queda solamente en la antigua Escritura (lo que es de mi Padre). Tengo que estar: designio divino sobre él. Al llamar a Dios "su Padre", Jesús se independiza de los suyos y rompe con la integración en la cultura religiosa de Israel que éstos han querido efectuar.

No entienden las palabras de Jesús (50). Su autoridad ha quedado relativizada, pero aún no ha llegado el momento de que Jesús manifieste su libertad. María sigue almacenando recuerdos /cf. 2,19), pero sigue sin comprender su significado (51). 

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