Primera Lectura. Sabiduría 6,12-16.
La Sabiduría conduce al reino
12La sabiduría es radiante e inmarcesible,
la ven sin dificultad los que la aman,
y los que van buscándola, la encuentran;
l3 ella misma se da a conocer a los que la desean,
14Quien madruga por ella, no se cansa:
la encuentra sentada a la puerta.
15Meditar en ella es prudencia consumada,
el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones;
16ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen
los aborda benigna por los caminos
y les sale al paso en cada pensamiento.
Explicación.
6,12-9,18 Podemos definir esta sección "Loa de la Sabiduría". El género encomio era popular en la retórica antigua y tenía sus reglas, que el autor sigue con bastante libertad. Se alaba el origen, la naturaleza, las acciones de un personaje, de una virtud, de una ciudad. Se emplean y se prodigan las galas retóricas, expresión convencional del entusiasmo.
No se organizan fácilmente los temas tratados: el autor dice que quiere explicar "la naturaleza y origen" (6,22) de la sabiduría, dos partes clásicas del encomio. Puestos a diferenciar y siguiendo un orden lógico, podemos proponer la siguiente serie:
a) Origen: génesis, procede de Dios, es noble de linaje (7,25-26).
b) Naturaleza y cualidades (7,22-24.27-30).
c) Lo que aporta, genétis: : bienes y saber (7,11-12; 8,5-8; 8,10-16).
d) Acción cósmica, tekhnites (7,17-21).
Al valor se añade el mérito de ser alcanzable, accesible (6,12-20); el camino es la súplica a Dios (7,7; 8,21; 9,1-18).
El conjunto de ese material y de esas piezas, que amenazaban al lector con su repetición y monotonía, está organizado en dos planos que personalizan y animan la loa.
En primer lugar, todo se presenta como una confesión autobiográfica de Salomón, el sabio que por experiencia puede cantar esa alabanza y puede explicar de modo convincente que la sabiduría es alcanzable. Salomón reparte su confesión en dos cuadros, ambos de buena tradición bíblica. En el primero cuenta libremente el sueño de Gabaón (1 Re 4), completado con datos de los siguientes capítulos y enriquecido con elementos de ascendencia griega. El segundo desarrolla la conocida imagen de la sabiduría como novia y esposa.
Así tenemos una personalización y una personificación: de la sabiduría pasamos al sabio, que sabe el qué y el cómo (personalización); la sabiduría entra como personaje de la historia (personificación). Ambos recursos conocidos sobre todo en Ben Sira.
6,12-20 Estos versos describen el encuentro de Sabiduría con el hombre, en una serie de movimientos correlativos. Comienza ella manifestándose, "irradiando"; se adelanta, busca, aborda, sale al paso; finalmente conduce o eleva. Los movimientos del hombre son en parte espirituales: aman, buscan, desean, madrugan, velan. El remate es una especie de sorites o serie encadenada con variaciones. En vez de la forma normal: AB - BC - CD - DE - EF - AF, el autor compone: AB - B'C - CD - D'E - E'F - A'F'.
De la sabiduría se predica lo que se decía de Dios en 1,2. En lo que sigue son frecuentes las referencias o resonancias de Prov 8; Eclo 4; 6; 14.
6,13 Eclo 4,17 describe otra etapa.
6,14 Véase Prov 8,17 y compárese con Prov 8,34.
6,15 La prudencia es ya participación de la sabiduría, aunque no posesión plena.
6,16 Véanse Prov 8,1-3 y Eclo 15,2. La conducta y los pensamientos del hombre son el sitio del encuentro, pues cuando el hombre piensa y medita en ella, ya sucede un encuentro, y lo mismo cuando el hombre camina como exige la sabiduría.
Salmo. 63,2-8.
2Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo:
mi garganta tiene sed de ti,
mi carne desfallece por ti,
en un páramo reseco, sin agua.
3Así te contemplé en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria.
4Pues vale más tu lealtad que la vida,
te elogiarán mis labios;
5Así te bendeciré mientras viva,
alzando las manos en tu nombre.
6Como de enjundia y de manteca
se saciará mi garganta,
y con labios jubilosos
te alabará mi boca.
7Si en el lecho me acuerdo de ti,
velando medito en ti:
8que fuiste mi auxilio
y exulto a la sombra de tus alas.
Explicación.
63,3 Sobre la contemplación de la gloria: Ex 24,11; 33,18.
63,4 La amistad de Dios vale más que la vida humana, da sentido a esa vida.
63,8 La "sombra de tus alas" equivale al refugio, al asilo: cfr. Sal 17,8; 36,8; 57,2 etc.
Transposición cristiana.
La corporeidad de experiencia y lenguaje del salmo adquiere nuevo realismo cuando el Hijo de Dios se hace hombre. Su "diestra" sostiene a Pedro, su aliento alcanza a Juan en la cena; come y bebe con sus discípulos (Hch 10,41); tuvo sed en Samaría (Jn 4) y en la cruz (Jn 19,28). En él glorificado podemos contemplar la gloria de Dios.
Segunda Lectura. 1 Tesalonicenses 4,13-18 o 4,13-14.
13Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los que mueren, para que no os aflijáis como esos otros que no tienen esperanza. 14¿No creemos que Jesús murió y resucitó? Pues también a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él.
15Mirad, esto que voy a deciros se apoya en una palabra del Señor: nosotros los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no llevaremos ventaja a los que hayan muerto;16pues cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta celeste, el Señor en persona bajará del cielo; primero resucitarán los cristianos difuntos, 17luego nosotros, los que quedemos vivos, junto con ellos seremos arrebatados en nubes, para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.
Explicación.
Los tesalonicenses están afligidos por algunos que han muerto, pero la tristeza cristiana por la muerte no ha de tener el sentido trágico del que no tiene esperanza (13). La creencia popular pagana concebía la vida después de la muerte como un estado de tiniebla y tristeza. Todo cristiano, en cambio, tiene la certeza de la vida futura en virtud de la resurrección de Jesús (14).
Aparte de esa idea central, era creencia extendida en las comunidades paulinas que el Señor volvería muy pronto, durante la vida de la primera generación de fieles (1 Cor 7,29; 15,51s; 2 Cor 6,4) y ya en la carta se ha mencionado tres veces la venida (1,10; 2,19; 3,13). La muerte de algunos miembros de la comunidad antes de la venida del Señor desorienta y hace dudar de su suerte. Se explicaba a veces la muerte como consecuencia de un pecado (cf. 1 Cor 11,30), pero no era éste el caso en Tesalónica.
La respuesta de Pablo dibuja un cuadro un tanto barroco: Piensa que la venida se realizará antes de su muerte (cf. 1 Cor 15,51s) (15). Para desarrollar su idea usa imágenes judías tradicionales, la voz del arcángel y el son de la trompeta (Jl 2,1; Zac 9,14; cf. 1 Cor 15,52), que había de congregar al pueblo de Dios disperso (Is 27,13). No habrá desventaja para los difuntos, pues resucitarán y se reunirán con los vivos para recibir al Señor. Concepción farisea de la resurrección (cf. 1 Cor 15,23) (16-18).
Evangelio. Mateo 25,1-13.
1 Entonces se parecerá el reino de Dios a diez muchachas que cogieron sus candiles y salieron a recibir al no vio. 2Cinco eran necias y cinco sensatas. 3Las necias, al coger los candiles, se dejaron el aceite; "las sensatas, en cambio, llevaron alcuzas de aceite además de los candiles.
5Como el novio tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. 6 A medianoche se oyó gritar:
-¡Que llega el novio, salid a recibirlo!
7 Se despertaron todas y se pusieron a despabilar los candiles. 8 Las necias dijeron a las sensatas:
-Dadnos de vuestro aceite, que los candiles se nos apagan.
9pero las sensatas contestaron:
-Por si acaso no hay bastante para todas, mejor es que vayáis a la tienda a comprarlo.
10 Mientras iban a comprar o legó el novio: las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. 11Cuando por fin llegaron las otras muchachas, se pusieron a llamar:
-Señor, señor, ábrenos.
12 Pero él respondió:
-Os aseguro que no sé quiénes sois.
13Por tanto, manteneos despiertos, que no sabéis el día ni la hora.
EXPLICACIÓN.
1 - 13. La muerte, en sí misma, nada de terrible ni de decisivo corona la vida que se ha llevado (13: «manteneos despiertos», cf. 13,42ss). Necias, sensatas: alusión a la parábola de las dos casas (7,24-27). Responsabilidad personal.
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