PRIMERA LECTURA. 1 Reyes 17,1-6.
Elías: la sequía (Jr 14).
1Elías, el tesbita (de Tisbé de Galaad), dijo a Ajab:
-¡Vive el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo! En estos años no caerá rocío ni lluvia si yo no lo mando.
2Luego el Señor le dirigió la palabra:
3-Vete de aquí hacia el Oriente y escóndete junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. 4Bebe del torrente y yo mandaré a los cuervos que te lleven allí la comida.
5Elias hizo lo que le mandó el Señor y fue a vivir junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. 6Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del torrente.
Explicación.
Elías aparece repentinamente. Se habla de él como si fuera personaje conocido. En esto se aparta conspicuamente de Moisés y de Samuel, cuyas biografías se remontan a la infancia prodigiosa.
17,1 Eclo 48,1s; Lv 26,18-20.
SALMO. 121,1-8.
1Levanto los ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
2EI auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
3No dejará que tropiece tu pie,
no duerme tu guardián.
4No duerme, no dormita
el guardián de Israel.
5EI Señor es tu guardián, el Señor es tu sombra,
está a tu derecha.
6De día el sol no te hará daño
ni la luna de noche.
7EI Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu vida.
8EI Señor guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre.
Explicación.
121 Género. Salmo de confianza, expresión o exhortación. La situación es genérica: un hombre necesitado busca ayuda y la encuentra en Dios. El comienzo y la forma en segunda persona sugiere una ejecución litúrgica, o refleja un diálogo interior.
Tema: Dios guardián. Seis veces se repite la raíz "guardar" y una vez se dice "sombra", título divino de noble ascendencia. La vigilancia está descrita en cuatro oraciones. Se ejerce especialmente de noche: Is 21,11; Cant 3,3; 1 Sm 26,15s. Sobre el dormir o despertar de Dios véanse Sal 78,65; Is 51,9-52,6.
Estilo. Lo más notable son las polaridades, sustancia del poema, que representan la oscilación de la existencia humana (cfr. Ecl 3,1-8). Sol y luna, pueden ser benéficos y dañinos (2 Re 4,19; Jdt 8,2s); día y noche, pulso del tiempo desde la creación (Gn 1); entradas y salidas, o toda la actividad humana (Dt 28,6); ahora y siempre, porque la protección debe sentirse en el presente y estar asegurada para el futuro. El ser de Dios trasciende y abarca alternancias y extremos.
121,1-2 Los ojos se levantan, quizá desde la ciudad y sus murallas, a la defensa natural de las montañas vecinas. Podemos subir los montes con los pies o con la mirada, pero la ascensión tiene que dirigirse a Dios.
121,3 El pie del peregrino caminando a oscuras y del peregrino por las oscuridades de la vida. "No duerme": Is 56,10; Nah 3,18.
121,5 La derecha es geográficamente el mediodía, donde hiere el sol con más fuerza.
121,7 "Todo mal": incluso la muerte, como antónimo de la "vida".
121,8 El poema se va bifurcando y al terminar se prolonga en una perspectiva indefinida: ¿Hasta dónde llega el siempre?
Transposición cristiana.
La protección de Dios: Jn 17,11; 2 Tes 3,2s; 1 Pe 1,4. La vida de Jesús se resume en su "entrar y salir" Hch 1,21.
EVANGELIO. Mateo 5,1-12.
1 Al ver Jesús las multitudes subió al monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos.
2 Él tomó la palabra y se puso a enseñarles así:
3 Dichosos los que eligen ser pobres,
porque ésos tienen a Dios por rey.
4 Dichosos los que sufren,
porque ésos van a recibir el consuelo.
5 Dichosos los sometidos,
porque ésos van a heredar la tierra.
6 Dichosos los que tienen hambre y sed de esa justicia,
porque ésos van a ser saciados.
7 Dichosos los que prestan ayuda,
porque ésos van a recibir ayuda.
8 Dichosos los limpios de corazón.
porque ésos van a ver a Dios.
9 Dichosos los que trabajan por la paz,
porque a ésos los va a llamar Dios hijos suyos.
10 Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad,
porque ésos tienen a Dios por rey.
11 Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía.
12 Estad alegres y contentos, que grande es la recompensa que Dios os da; porque lo mismo persiguieron a los profetas que os han precedido.
EXPLICACIÓN.
4,25-5,12. Multitudes judías y paganas. La actividad de Jesús rompe las fronteras entre los pueblos (4,25). Reacción de Jesús, subir al monte, lugar de la presencia y actividad divinas. Va a promulgar el estatuto del Reino, a definir la nueva alianza y a constituir el nuevo pueblo. Sube al monte como Moisés y habla desde él como Dios: el Hombre-Dios.
"Pobres" (3), en la tradición judía, los pobres sociológicos; "eligen", lit. "por el/su espíritu", que indica un acto interior del hombre, de inteligencia, voluntad o sentimiento; en este contexto, de voluntad (= decisión, opción). "Los pobres por propia decisión" = los que eligen ser pobres. Jesús mismo lo interpreta en 6,24 (opción entre Dios y el dinero). Tienen a Dios por rey (lit. "de ellos es el reinado de Dios"), es decir, sólo con ellos actúa Dios como rey. El reinado de Dios pone fin a la miseria; no carecerán de lo necesario ni tendrán que someterse a otros para obtener el sustento (6,25-34). Esta pobreza se opone al acumular y retener bienes (6,19-21) y supone la disposición a compartir lo propio (6,22). Ésta es la buena noticia a los pobres (Is 61,1; Mt 11,15).
Las tres bienaventuranzas siguientes contienen una promesa de liberación, efecto de la opción por la pobreza.
Los que sufren (4), alusión a Is 61,1 donde se trata de la opresión de Israel. Jesús anuncia el fin de la opresión para la humanidad entera.
Los sometidos (5), según el texto de Sal 37,11: los que han perdido su independencia económica y su libertad y tienen que vivir sometidos a los poderosos que los han despojado. La tierra, universal: plena restitución de la libertad e independencia.
Esa justicia (6) condensa las dos bienaventuranzas anteriores: verse libres de la opresión, gozar de independencia y libertad.
Las tres bienaventuranzas siguientes definen la labor del grupo cristiano en medio de la sociedad.
Los que prestan ayuda (7), la misericordia expresada en obras.
Los limpios de corazón (8), cf. Sal 24,4, en paralelo con "el de manos inocentes": buena intención que se traduce en conducta sincera. Ver a Dios, la experiencia constante de su presencia. No cuenta ya la pureza de la ley, sino la del comportamiento, ni el encuentro con Dios en el templo (Sal 24,3; 42,3.5; 43,3), sino en la vida.
La paz (9): prosperidad, tranquilidad, derecho, justicia; en suma, la felicidad individual y social. Condensa las dos bienaventuranzas anteriores. Tal actividad hace al hombre semejante a Dios, por ser la misma que él ejerce con los hombres. No relación de siervo a señor, sino de hijo a Padre (cf. Os 2,1).
La última bienaventuranza (10) completa la primera (3) (ambas en presente y con el segundo miembro igual). La persecución no es un fracaso, y es consecuencia de la fidelidad a la opción inicial (5,3). La sociedad, basada en la ambición de poder, gloria y riqueza, no la tolera.
Las promesas de futuro (vv. 4-9) son efecto de la opción y fidelidad presentes (vv. 3,10). Liberación progresiva de los oprimidos por la existencia del grupo humano que opta contra los valores de la sociedad y crea una alternativa.
Para los discípulos (11s) desarrolla la última bienaventuranza. La sociedad ejercerá sobre ellos una presión más o menos cruenta. La reacción ha de ser de alegría. Su recompensa será la experiencia de que Dios reina sobre ellos. Con su modo de vivir, los discípulos toman el puesto de los profetas de antaño: hacen visible una nueva relación humana, que denuncia la injusticia existente.
LAS BIENAVENTURANZAS COMENTADAS EN AUDIO POR JUAN MATEOS.
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