Primera Lectura: Gálatas 3:1-5
1¡Gálatas estúpidos! ¿Quién os ha embrujado? ¡Después que ante vuestros ojos presentaron a Jesús Mesías en la cruz! 2Contestadme sólo a esto: ¿recibisteis el Espíritu por haber observado la Ley o por haber escuchado con fe? 3¿Tan estúpidos sois? ¿Empezasteis por el espíritu para terminar ahora con la materia? 4¡Tan magníficas experiencias en vano!, suponiendo que hayan sido en vano. 5Vamos a ver: cuando Dios os comunica el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la Ley o porque escucháis con fe?
EXPLICACIÓN.
1-5. Se dirige ahora a los gálatas. Embrujado (1), impresión que da su proceder irracional e incomprensible. Jesús Mesías en la cruz, condenado y ejecutado como un criminal por instigación de los dirigentes judíos, los defensores de la Ley (1). Apela a la experiencia del Espíritu que no ha obtenido por prácticas religiosas, sino por la adhesión a Jesús (2). La materia (3), los ritos materiales judíos, como la circuncisión; han pasado de la experiencia interior, fruto de una opción, a la superstición de creer en la eficacia de ritos externos. Decepción de Pablo (4). Vuelve a apelar a la experiencia del Espíritu, que no les ha sido dado por la observancia de preceptos o mandamientos, sino por haber hecho suyo el mensaje de Jesús (5).
69 suscitándonos una fuerza salvadora
en la casa de David, su servidor.
70 Así lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
71 que nos salvaría de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian,
72 mostrándose fiel a nuestros padres
y recordando su santa alianza:
73 la promesa que juró a nuestro padre Abrahán
de concedernos
74 que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos
75 con santidad y rectitud
en su presencia, todos nuestros días.
EXPLICACIÓN.
Fuerza salvadora de la casa de David, el Mesías (1 Sm 2,10; Sal 132,17) (69). Salvación nacional: los que nos odian (71) = los pueblos paganos (Sal 106,10; 111,9, etc.). Efecto de la salvación: el culto verdadero (74); santidad y rectitud (75): Zacarías, sacerdote y observante de la Ley. Como el cántico de María, el horizonte queda limitado a Israel.
Evangelio: Lucas 11:5-13
PETICIÓN INSISTENTE.
5 Y añadió:
- Suponed que uno de vosotros tiene un amigo, y que llega a mitad de la noche diciendo: "Amigo, préstame tres panes,
6 que un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.
7 Y que, desde dentro, el otro responde: "Déjame en paz; la puerta está ya cerrada, los niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme a dártelos".
8 Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser amigo suyo, al menos por su impertinencia se levantará a darle lo que necesita.
9 Por mi parte, os digo yo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán;
10 porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama le abren.
11 ¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una culebra?
12 o, si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán?
13 Pues si vosotros, aun si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!
EXPLICACIÓN.
Necesidad de la petición insistente y confianza en su resultado (paralelo en 18,1-8) (5-13). Según la parábola (5-8), la petición se hace a Dios como a un amigo. La constancia consigue su objetivo, pues la petición repetida va capacitando al hombre para recibir el don (9s). Incomparable amor del Padre. Don por excelencia: el Espíritu Santo (13), comunicación de vida divina que potencia al hombre.
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