Primera Lectura. Isaías 60,1-6.
La luz de la nueva Jerusalén (Ap 21,10-14.23-25)
1¡Levántate, brilla, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
2Mira: las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos;
pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti;
3y acudirán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
4Echa una mirada en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
5Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
cuando vuelquen sobre ti el tráfico del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.
6Te inundará una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.
Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro
y proclamando las alabanzas del Señor.
Explicación.
60,1 El doble imperativo inicial empalma con 51,17 y 52,1. El nombre de la ciudad se sobrentiende. La gloria del Señor es la nueva aurora (compárese con 40,5).
60,2-3 La luz baña primero la ciudad, y ésta la refleja en torno, a distancia. Compárese con Ez 10-11 y 43,1-5. En 2,5 inicia la marcha la Casa de Jacob.
60,4 Desde su altura, la ciudad ha de contemplar la peregrinación convergente: caravanas desde oriente, flotas desde poniente. Reconocerá a sus hijos que vuelven: 43,6; 49,18.22. Es la tercera reunión, la definitiva, más gloriosa que el éxodo de Egipto o el de Babilonia.
60,5 "Radiante": verbo homófono de confluir (2,2). "Tráfico": la palabra significa ruido y multitud; se aplica al movimiento de las olas marinas (17,12; 51,15; Sal 46,4). El oleaje es ahora el trafico comercial de los que traen y vuelcan tesoros. Una interpretación más comedida traduce "marineros o tropa marina".
60,6 "Multitud": se aplica también al mar (Dt 33,19; Job 22,11; 38,34), o a un tropel montado (2 Re 9,17; Ez 26,10). En el contexto conserva cierta ambigüedad imaginativa.
Salmo 72,1-2.7-8.10-13.
1Oh Dios, confía tu juicio al rey,
tu justicia a un hijo de rey.
2Que rija a tu pueblo con justicia, a tus afligidos con rectitud.
7Que en sus días florezca el honrado
y haya prosperidad hasta que falte la luna.
8Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
10Que los reyes de Tarsis y las islas
le paguen tributo;
11que los reyes de Sabá y Arabia
le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes
y que todos los pueblos le sirvan.
12Porque él libra al pobre que pide auxilio,
al oprimido que no tiene protector.
13Que se apiade del pobre y desvalido,
que salve la vida de los pobres.
Explicación.
72,1-3 La primera sección presenta a los personajes: Dios, el rey y un escenario de montañas. Dios es la primera palabra del poema. Posee una justicia suya, que ejerce en el gobierno del mundo y que delega para que su pueblo conviva en la justicia: cfr. 2 Cr 19,6. El reyes "hijo de rey", es decir, de estirpe real, davídica, no usurpador; está en función de "tu pueblo", que es de Dios y no suyo, y es hoy un pueblo "afligido": ¿por un dominio extranjero despótico?, ¿por abusos de gobernantes anteriores? "Montes y colinas" pueden representar el paisaje, la configuración de Judá: Ex 15,17; 1 Re 20,23; Is 14,25 etc.
72,7 A la lluvia responde la tierra germinando y floreciendo; sólo que aquí lo que florece es "un honrado"; a no ser que leamos "justicia", en buen paralelismo con "prosperidad".
72,8 Fronteras de un soberano que impone su autoridad sobre reinos vasallos. "De mar a mar" en sentido realista sería del Mar Muerto al Mediterráneo; en sentido cosmológico, las fronteras del gran océano que rodea los continentes. "El Río" suele designar el Éufrates: Zac 9,10.
72,10 Toca la vez a los vasallos obedientes, que cumplen su deber trayendo tributo. Dos países son marítimos, dos son continentales. "Islas" o penínsulas, costas.
72,11 A la letra significa un dominio universal, del universo entonces conocido: ¿mera hipérbole cortesana?
72,12 Está introducido como motivación: la sumisión o cuanto precede es consecuencia o se justifica "porque" este rey "libra al pobre que clama"; no por su poder militar o económico.
72,13-14 La repetición de "vida" en ambos versos nos dice que es cuestión de vida o muerte. El rey no está dispuesto a sacrificar a súbditos más humildes, pues estima sumamente la "sangre = vida". "Rescatar" vidas puede ser hacer justicia condenando a muerte al homicida. Creo más probable que "rescatar" se refiera aquí al peligro grave, no al homicidio consumado.
Segunda Lectura. Efesios 3,2-3.5-6.
2Supongo que estáis enterados del encargo que Dios generosamente me ha dado con vistas a vosotros; 3cómo en una revelación se me dio a conocer el secreto que he expuesto con brevedad anteriormente;
5Nunca se había dado a conocer a los hombres de otras generaciones como ahora lo ha revelado el Espíritu a los consagrados, a sus apóstoles y profetas: 6que los paganos, mediante el Mesías Jesús y gracias a la buena noticia, entran en la misma herencia, forman un mismo cuerpo y tienen parte en la misma promesa;
Explicación.
La igualdad de los hombres ante Dios, revelada recientemente por el Espíritu: los paganos son herederos juntamente con los judíos.
A los consagrados, etc. (5), mejor que "a sus santos apóstoles y profetas" (cf. Col 1,26); esta última traducción restringiría la denominación "santos/consagrados", aplicada en la carta a todos los miembros de la comunidad; de hecho, los carismas de "apóstol" y "profeta" son dones particulares derivados de la consagración general por el Espíritu.
Evangelio. Mateo 2,1-12.
1 Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. En esto, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
2 preguntando:
- ¿Dónde está ese rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje.
3 Al enterarse el rey Herodes se sobresaltó, y con él Jerusalén entera;
4 convocó a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo, y les pidió información sobre dónde tenía que nacer el Mesías.
5 Ellos le contestaron:
- En Belén de Judea, así lo escribió el profeta:
6 Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judá:
pues de ti saldrá un jefe
que será pastor de mi pueblo, Israel (Miq 5,1).
7 Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran cuándo había aparecido la estrella;
8 luego los mandó a Belén encargándoles:
- Averiguad exactamente qué hay de ese niño y, cuando le precisaran cuándo lo encontréis, avisadme para ir yo también a rendirle homenaje.
9 Con este encargo del rey, se pusieron en camino; de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta pararse encima de donde estaba el niño.
10 Ver la estrella les dio muchísima alegría.
11 Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas le rindieron homenaje; luego abrieron sus cofres y como regalos le ofrecieron oro, incienso y mirra.
12 Avisados en sueños de que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
EXPLICACIÓN.
1 - 12. Lugar de nacimiento (Belén de Judea) y datación aproximada: en tiempos de Herodes el Grande, muerto el año 4 a.C, rey ilegítimo de Israel, por ser de padre idumeo. Magos: astrólogos orientales que pretendían ver el destino anunciado en los astros (1). A rendirle homenaje: rey universal. El rey nacido se contrapone a Herodes (2). Sobresalto del rey y de la ciudad: ésta está identificada con el tirano (3). Los judíos no se han percatado de su nacimiento; los paganos, sí. Herodes lo identifica con el Mesías esperado (4). El texto citado combina Miq 5,1 con 2 Sm 5,2, pasaje mesiánico: el Mesías de la casa de David. Importancia de Belén frente a Jerusalén, donde reina Herodes. Pastor (6), de David (Sal 78,70s) y del nuevo David (jr 23,5: 30,9; Ez 34,23s). Hipocresía de Herodes (7s). Los jefes del pueblo no manifiestan reacción alguna: saber teórico. La estrella (9) (cf. Nm 24,17) es figura del rey nacido y los guía al lugar donde éste se encuentra. No es visible en Jerusalén, donde no se espera la liberación. El niño con su madre (11), la pareja real (cf. 1 Re 2,19; 15,2; 2 Re 10,13); los dones expresan sumisión y alianza (Cant 3,6; Lv 2,1-16; Jr 6,20; Is 60,6; Eclo 24,15): Dios vela por su Mesías (12).
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