Primera Lectura. Hechos 22,3-16 o Hechos 9,1-22.
Hch 22,3-16
3 - Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta
ciudad; como alumno de Gamaliel, me eduqué en todo el rigor de la Ley de
nuestros padres, con tanto fervor religioso como vosotros ahora.
4 Yo perseguí a muerte este Camino, apresando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres;
5 y son testigos de todo esto el mismo
sumo sacerdote y todo el senado. Ellos me dieron credenciales para
nuestros hermanos, y fui a Damasco para traerme presos a Jerusalén a los
que hubiese allí, para que los castigaran.
6 Pero sucedió que en el
viaje, al acercarme yo a Damasco, hacia mediodía, de repente una gran
luz celeste me envolvió de claridad,
7 caí por tierra y oí una voz que decía: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?"
8 Yo pregunté "¿Quién eres, Señor? Me respondió: "Yo soy Jesús, el Nazoreo, a quién tú persigues".
9 Mis acompañantes vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía el que me hablaba.
10 Yo pregunté: "Qué debo hacer, Señor?"
El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te
explicarán la tarea que se te ha asignado".
11 Como yo no veía por el resplandor de aquella luz, los que estaban conmigo me llevaron de la mano hasta Damasco.
12 Un tal Ananías, hombre devoto al modo de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad,
13 fue a verme, se puso a mi lado y me
dijo: "Saúl, hermano, recobra la vista". Y yo, en aquel mismo momento,
recobré la vista y lo vi.
14 Él me dijo: "El Dios de nuestros
padres se destinó a que conocieras su designio, vieras al Justo y
escucharas las palabras de su boca,
15 porque vas a ser su testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.
16 Y ahora, ¿a qué esperas?: levántate, bautízate y lava tus pecados invocándolo a él".
Explicación.
Por
primera vez, Pablo revela su identidad: "Yo soy judío" (39, lit.: "un
hombre judío", donde "hombre" denota universalidad; cf. Lc 22,57).
Apología de Pablo
en lengua aramea (40). La fórmula inicial tiene puntos de contacto con
la usada por Esteban (7,2), pero, a diferencia de éste, cuyo discurso
era una invectiva contra el judaísmo desviado (cf. 7,51-53), Pablo
declara desde un principio que habla en su propia defensa (gr. apología) (22,1).
Según Lc (materiales propios), Jesús había prevenido reiteradamente a
sus discípulos de no hablar en defensa propia (Lc 12,11; 21,14: gr. apologeomai). Así
lo comprendió Esteban, por cuya boca habló el Espíritu Santo, y no
pudieron resistir a sus palabras (6,10, cf. Lc 12,12; 21,15).
Proclamación
profética y apología personal son incompatibles; la primera es
irresistible, sin que los adversarios puedan contradecirla ni hacerle
frente (cf. 4,8-12.14; 5,29-32.33; 6,10; 7,2-53.54s); a la segunda se
puede contestar y no obtiene resultado alguno.
Por segunda vez,
ahora en público, Pablo confiesa su identidad: "Yo soy judío" (3a lit.,
"individuo judío", expresión de cariz particularista; cf. Lc 22,58).
Recuerda a la multitud su estancia en Jerusalén de joven y sus estudios
rabínicos bajo la dirección de Gamaliel, el mismo que defendió a los
apóstoles en el Consejo (3c, cf. 5,34).
Después de
haberse presentado, les recuerda su propia conversión; es la segunda vez
que se narra (cf. 9,1-19), ahora por boca de Pablo mismo. La primera
parte del relato (6-16) coincide exactamente con la primera versión, a
excepción de la revelación que le comunica Ananías sobre su futura
misión universal ("ante todos los hombres") /14s).
O
Hch 9,1-22
1 Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote
2
y le pidió credenciales para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a
llevarse presos a Jerusalén a los que encontrase que seguían aquel
Camino, lo mismo hombres que mujeres.
3 En el viaje, al acercarse a Damasco, de repente una luz celeste lo envolvió con claridad;
4 cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
- ¡Saúl, Saúl!, ¿por qué me persigues?
5 Preguntó él:
- ¿Quién eres, Señor?
Respondió éste:
- Yo soy Jesús, a quién tu persigues.
6 Anda, levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer.
7 Sus compañeros de viaje se habían detenido mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie.
8 Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. De la mano lo llevaron hasta Damasco.
9 Estuvo tres días sin vista y sin comer ni beber.
SAULO RECOBRA LA VISTA GRACIAS A ANANÍAS.
10 Había en Damasco cierto discípulo de nombre Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
- ¡Ananías!
Respondió él:
- Aquí estoy, Señor.
11 El Señor le dijo:
- Ve en seguida a la
calle que llaman Derecha y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de
Tarso. Ahora está orando
12 y ha tenido una visión: que un individuo llamado Ananías entraba y le aplicaba las manos para que recobrase la vista.
13 Ananías replicó:
- Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus consagrados en Jerusalén;
14 y aquí tiene poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.
15 El Señor le repuso:
- Anda, ve, que ese
hombre es un instrumento elegido por mí par que lleve mi nombre delante
de los paganos y de sus reyes, así como de los israelitas.
16 Yo le mostraré cuánto tiene que padecer por ese nombre mío.
17 Partió Ananías y entró en aquella casa, le aplicó las manos y le dijo:
- Hermano Saúl, el Señor
me ha enviado, Jesús, el que se te apareció cuando venías por el camino,
para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo.
18 Inmediatamente se le
cayeron de los ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se
levantó y lo bautizaron.
19 Luego tomó alimento y le volvieron las fuerzas.
SAULO PROCLAMA QUE JESÚS ES EL MESÍAS.
Pasó unos días con los discípulos de Damasco,
20 y muy pronto se puso a predicar en las sinagogas sobre Jesús, afirmando que éste es el Hijo de Dios.
21 Todos los oyentes quedaban pasmados y comentaban:
- ¿No es éste el que se
ensañaba en Jerusalén contra los que invocan ese nombre?, y ¿no había
venido aquí precisamente para llevarlos presos a los sumos sacerdotes?
22 Pero Saulo se crecía y confutaba a los judíos que residían en Damasco, demostrando que Jesús es el Mesías.
Explicación.
La conversión de Saulo ocupa el centro del tríptico. También esta secuencia consta de tres cuadros. El primer cuadro enlaza
con el intento de Saulo de suprimir a la iglesia helenista (8,3),
ampliando su radio de acción a las sinagogas de la diáspora (1s).
La primera fase
de la conversión de Saulo tiene lugar en el camino de Damasco: primero
ve una luz cegadora, experiencia visual (2, cf. 22,6; 26,13); luego
escucha la voz de Jesús, experiencia auditiva, que lo llama en arameo
por su nombre ("Saúl" persigue a "Jesús", su hermano, que se identifica
con los perseguidos) y lo invita a levantarse de su postración (la
"caída" de Saulo manifiesta externamente el derrumbamiento que se ha
producido en su interior) y a ponerse en contacto con la comunidad de
Damasco (4-6, cf. 22,7s.10; 26,14-16a).
Los acompañantes
oyen ruido de voces, pero no perciben diálogo alguno ni distinguen a
nadie (7, cf. 22,9; 26,13). Saulo, por su parte, ha quedado "cegado" por
la revelación que le ha hecho el Señor (8a, cf. 22,11a), de cuyo
contenido sólo se enterará el lector cuando Pablo tome conciencia plena
de su misión (comp. 26,16-18; 22,17-21 con el enunciado escueto del
v.6); al resistirse a aceptarla, la luz celeste lo ha dejado ciego; no
así a sus acompañantes, quienes, según la versión dada más tarde por Pablo
mismo, vieron la luz (cf. 22,9) lo mismo que él (26,13) y lo han de
llevar de la mano hasta Damasco (8b, cf. 22,11b). Los "tres días" sin
comer ni beber simbolizan el estado de muerte en que se encuentra (9).
Segundo cuadro: Da
comienzo con la presentación de un personaje que representa a los
discípulos helenistas de la diáspora (10a). Ananías tiene una visión del
Señor, invitándolo a ponerse en contacto con Saulo, pues lo está
aguardando (10b-12). El breve forcejeo con el Señor sirve para subrayar
el fanatismo a ultranza del perseguidor (13s) y la calidad del futuro
apóstol (15s).
La misión de
Ananías es doble: vencer la resistencia de Saulo a aceptar a Jesús como
el Mesías fracasado ante los judíos y que ha inaugurado el reinado
universal de Dios ("para que recobres la vista") y bautizarlo con
Espíritu Santo ("para que te llenes de Espíritu Santo") (17).
Saulo recobra la
vista y es bautizado con agua (18; cf.22, 13-16). No se dice que haya
recibido la fuerza del Espíritu, pero sí que va recobrando fuerzas
(19a). La clave para entender este principio de conversión de Saulo (la
conversión plena y definitiva tendrá lugar, como se verá, al final de
Hch) reside en el tema "no ver/recobrar la vista", tema que ha aflorado
ya en Lc 7,22; 18,31-34 y que reaparecerá en Hch 13,11, donde se podrá
apreciar una serie de referencias a la presente escena.
Tercer cuadro: En
Damasco, Saulo se dedica a predicar a los judíos que Jesús es el Hijo
de Dios (20), el Mesías (22). Extrañeza de los oyentes (21). Saulo sigue
fortaleciéndose (22).
Salmo. 117,1-2.
(Rom 15,11)
1 Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
2porque la lealtad del Señor
puede más que nosotros
y la fidelidad del Señor es perpetua.
Explicación.
117
El salmo más breve del salterio. Un himno completo. Algunos han
preguntado si era una antífona aplicable a otros salmos, o el esquema
para un desarrollo libre. Un dato es llamativo: la motivación es
nacional, "nosotros", la invitación es universal. ¿Es legítima y
convincente la invitación? Pablo lo cita en Rom 15,11 para subrayar el
alcance universal del mensaje evangélico.
Evangelio. Marcos 16,15-18.
15 Y añadió:
-Id por el mundo entero proclamando la
buena noticia a toda la humanidad. 16El que crea y se bautice, se
salvará; el que se niegue a creer, se condenará. 17A los que crean, los
acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán
lenguas nuevas, 18cogerán serpientes en la mano y, si beben algún
veneno, no les hará daño; aplicarán las manos a los enfermos y quedarán
sanos.
Explicación.
Pertenece a un final añadido al Evangelio de Marcos. Como no es auténtico no lo comentamos.
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