Primera Lectura. Santiago 2,14-24.26
  14Hermanos
 míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras? ¿Es 
que esa fe podrá salvarlo? 15Supongamos que un hermano o una hermana no 
tiene qué ponerse y andan faltos de alimento diario, 16y que uno de 
vosotros le dice: "Andad con Dios, calentaos y buen provecho", pero sin 
darle lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve eso? 17Pues lo mismo la
 fe: si no tiene obras, ella sola es un cadáver.
 
                 18Y si alguno dijera que tú tienes fe y yo tengo obras,
 muéstrame esa fe tuya sin obras, que yo te mostraré la fe con mis 
obras. 19Tú crees que hay un solo Dios; muy bien hecho, pero eso lo 
creen también los demonios y los hace temblar. 20¿Quieres enterarte, 
estúpido, de que la fe sin obras es inútil? 21A nuestro padre Abrahán, 
¿no se le rehabilitó por las obras, por ofrecer a su hijo Isaac sobre el
 altar? 22Fíjate en que la fe colaboraba con sus obras y que con las 
obras se realizó la fe; 23así llegó a cumplirse lo que dice aquel pasaje
 de la Escritura: "Abrahán se fió de Dios y eso le valió la rehabilitación", y se le llamó "amigo de Dios" (Gn 15,6).
 
                24Ya ves que un hombre está rehabilitado por las obras, 
no por la fe sola. 26O sea, lo mismo que un cuerpo que no respira es un 
cadáver, también la fe sin obras es un cadáver.
EXPLICACIÓN.
14-26.      
 El autor sigue la doctrina judía de la necesidad de las buenas obras 
como elemento esencial de la fe y la aplica a la fe cristiana. Pablo 
funda la necesidad de las buenas obras en la solidaridad de los miembros
 dentro del mismo cuerpo del Mesías (1 Cor 12); Juan, en la experiencia 
del amor de Dios, que exige como respuesta el amor a los demás (Jn 1,16;
 13,33).
 
               El autor propone un ejemplo de palabras vacías y de falta
 de misericordia (cf. 1 Jn 3,17) (14-17). En el estilo de la diatriba, 
introduce un objetor ficticio (si alguno dijera). La fe misma no 
se realiza plenamente mientras no se traduce en obras; sólo entonces es 
un hecho la rehabilitación por la fe; en otras palabras, sólo la 
conducta muestra la autenticidad de la experiencia interior. Aduce 
ejemplos del pasado: Abrahán, el padre del pueblo, mostró su fe al 
ofrecer a su hijo (Gn 22,9-12) y esa fe le obtuvo el favor de Dios (Gn 
15,6; cf. Heb 11); amigo de Dios, cf. Is 41,8; Rajab, cf. Heb 11,31 (18-25). Una fe de pura interioridad, sin compromiso, está muerta (26).
Salmo. 112,1-6.
1Aleluya. Dichoso el que respeta al Señor
y es entusiasta de sus mandatos.
2Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia de los rectos será bendita.
3En su casa habrá riquezas y abundancia,
su justicia se afirma siempre.
4En las tinieblas amanece para los rectos
el Piadoso y Clemente y Justo.
5Dichoso el hombre que se apiada y presta
y administra rectamente sus asuntos:
6porque no vacilará jamás
y será perpetuo el recuerdo del honrado. 
Explicación.
112 El
 esquema normal de la bienaventuranza es: "dichoso el que C - porque 
será / tendrá X" , o sea, conducta y consecuencias: véanse Job 5,17s; 
Prov 8,34; Sal 41,2. El mismo esquema rige la malaventuranza final. 
Domina la idea de la compasión y generosidad; se podría sintetizar así: 
"dichoso el que es compasivo, porque Dios es compasivo". Los bienes que 
promete son selectivos.
112,1 a Recoge en parte 111,10a, como programa de vida.
112,1 b Y en paralelo riguroso, el cumplimiento de los mandamientos: véase Eclo 2,9.15.
112,2ab "Poderoso": a la luz de Gn 27,29; Jr 9,2. La "descendencia" como grupo definido: círculo, corporación.
112,3a Atribuyen estos bienes a la Sensatez: Prov 3,16; 8,18.21; 22,4.
112,3b
 Pienso que "justicia" pertenece a la conducta. Si lo tomamos en sentido
 restringido tardío, significa "limosna": Eclo 3,14.30; 29,12. En 
sentido lato dice que la honradez es un valor permanente: cfr. Sab 1,15.
112,4a "Amanece" una mañana liberadora. Tema y palabras se pronuncian a favor del hombre generoso en ls 58,10.
112,4b
 ¿Quién es el sujeto? Pienso que Dios: según la predicación litúrgica 
tradicional, Sal 111 ,4b; también "justo" es predicado frecuente de 
Dios. Ésa es la luz que amanece.
112,5a Eso sí, de la compasión divina aprende el hombre a compadecerse y prestar, aun a fondo perdido: Dt 15,1-11; Prov 11,24.
112,5b "Asunto": otros traducen "mantiene su palabra".
112,6ab "No vacilará" es corriente en el salterio; también Prov 10,30; 12,3. El "recuerdo": Prov 10,7.
Transposición cristiana.
 En su billete 
para promover la colecta a favor de los cristianos necesitados de 
Jerusalén, Pablo cita los versos 9ab: léase 2 Cor 9,6-10. Para la 
imitación de Dios: Mt 5,48.
Evangelio. Marcos 8,34-9,1.
Condiciones para el seguimiento (Mt 16,24-28; Lc 9,23-27)  
34Convocando a la multitud con sus discípulos, les dijo:
-Si
 uno quiere venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su
 cruz y entonces me siga; 35 porque el que quiera poner a salvo su vida,
 la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía y de la 
buena noticia la pondrá a salvo. 36Y ¿de qué le sirve a un hombre ganar 
el mundo entero a precio de su vida. 37Y ¿qué podrá pagar para 
recobrarla? 38 Además, si uno se  avergüenza de mí y de mis palabras 
ante esta generación idólatra y descreída, también el Hombre se 
avergonzara de él cuando llegue con la gloria de su Padre entre los 
ángeles santos.
9 1Y añadió:
-Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reinado de Dios con fuerza. 
Explicación.
(8,34-9,1): Los dos grupos de seguidores (los discípulos, israelitas; la multitud, no
 israelita, cf. 3,32; 5,24b; 7,14.33). Condiciones para el seguimiento, 
es decir, para la construcción de la sociedad nueva: renunciar a toda 
ambición y rivalidad (renegar de sí mismo; cf. 9,35.42-50) Y aceptar hasta lo último, como Jesús, la hostilidad de la sociedad injusta (cargar con su cruz) (34).
 El destino del Hombre (31) es propio de todos los que aspiran a la 
plenitud humana (34). La opción es razonable: el egoísmo insolidario 
acaba en la muerte; la entrega por la difusión del mensaje hace superar 
la muerte (35). El «ser» contra la vanidad del «tener» y el «poder»; 
fracaso irreversible (36-37). Advertencia sobre todo para los 
discípulos: no ceder a la presión de la sociedad en que viven (esta generación, cf.
 8,12; Dt 32,5), que, por su exclusivismo nacionalista, es infiel a Dios
 (38). El reinado de Dios conocerá un impulso extraordinario dentro de 
aquella generación, debido a la entrada de los paganos en el Reino 
después de la destrucción de Jerusalén (13,28-32;14,62); con fuerza de vida (cf. 5,30; 12,24; 13,26; 14;62) (9,1).
