2 OPCIONES.
1ª OPCIÓN.
PRIMERA LECTURA. Isaías 40,1-11
La buena noticia (Is 52,7-10).
1Consolad, consolad a mi pueblo,
dice vuestro Dios:
2hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle que se ha cumplido su servicio
y está pagado su crimen,
pues de la mano del Señor ha recibido
doble castigo por sus pecados.
3Una voz grita: En el desierto
preparad un camino al Señor;
allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;
4que los valles se levanten,
que montes y colinas se abajen,
que lo torcido se enderece
y lo escabroso se nivele;
5y se revelará la gloria del Señor
y la verán todos los hombres juntos
-ha hablado la boca del Señor-.
6Dice una voz: Grita.
Respondo: ¿Qué debo gritar?
Toda carne es hierba
y su belleza como flor campestre:
7se agosta la hierba, se marchita la flor,
cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos;
8se agosta la hierba, se marchita la flor,
pero la palabra de nuestro Dios
se cumple siempre.
9Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión;
alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén;
álzala, no temas, di a las ciudades de Judá:
"Aquí está vuestro Dios".
10Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario,
y su recompensa lo precede.
11Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.
Explicación.
40,1-10 El primer oráculo tiene algo de obertura, con varios temas principales: consuelo de Jerusalén en figura femenina (1-2); el nuevo éxodo (3-5); la palabra se cumplirá (6-8); llega el Señor como pastor (9-10). Suenan voces no identificadas, creando la impresión de algo misterioso y repentino.
40,1-2 Hablar al corazón: de modo persuasivo o cortejando: Gn 34,2; 50,21; Jue 19,3; Rut 2,13; Os 2,16. El vasallaje fue un servicio forzado, consecuencia de un crimen que ahora está pagado, incluso con creces, porque el verdugo se excedió.
40,3-5 El camino de vuelta no tendrá obstáculos ni tropiezos, porque la tierra se doblega con docilidad cósmica. La gloria del Señor se manifestó en el éxodo, Éx 14,17; 16,10; 19. Boca del Señor es el profeta: 1,20; 30,2; Jr 9,11; Miq 4,4 etc.
40,6-8 Una voz protagonista proclama su mensaje en una imagen sencilla. El hombre se compara a lo vegetal más efímero (Sal 90,6). Dios actúa con el aliento, que vivifica o abrasa (2,12s) y con la palabra, que se cumple.
40,9-11 El heraldo viene por el desierto anunciando la llegada próxima del Señor, que ostenta el título de la alianza. El salario de Jacob al volver eran enormes rebaños (Gn 31-32). La imagen del pastor puede recordar a David (Sal 78,71s).
Sal 96,1-3.10-13
(Sal 98; Is 44-55)
10Decid a los paganos: El Señor es rey:
EVANGELIO. Mateo 18,12-14
12 A ver, ¿qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas y que una se le extravía; ¿no deja las noventa y nueve en el monte para ir en busca de la extraviada?
13 Y si llega a encontrarla, os aseguro que ésta le da más alegría que las noventa y nueve que no se han extraviado.
14 Así tampoco quiere vuestro Padre del cielo que se pierda uno de esos pequeños.
EXPLICACIÓN.
12 - 14. Solicitud por los pequeños. El extravío de uno hace aumentar su amor por él y la alegría del encuentro. El lugar de la salvación es la comunidad; fuera de ella, peligro de perderse.
La buena noticia (Is 52,7-10).
1Consolad, consolad a mi pueblo,
dice vuestro Dios:
2hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle que se ha cumplido su servicio
y está pagado su crimen,
pues de la mano del Señor ha recibido
doble castigo por sus pecados.
3Una voz grita: En el desierto
preparad un camino al Señor;
allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;
4que los valles se levanten,
que montes y colinas se abajen,
que lo torcido se enderece
y lo escabroso se nivele;
5y se revelará la gloria del Señor
y la verán todos los hombres juntos
-ha hablado la boca del Señor-.
6Dice una voz: Grita.
Respondo: ¿Qué debo gritar?
Toda carne es hierba
y su belleza como flor campestre:
7se agosta la hierba, se marchita la flor,
cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos;
8se agosta la hierba, se marchita la flor,
pero la palabra de nuestro Dios
se cumple siempre.
9Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión;
alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén;
álzala, no temas, di a las ciudades de Judá:
"Aquí está vuestro Dios".
10Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario,
y su recompensa lo precede.
11Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.
Explicación.
40,1-10 El primer oráculo tiene algo de obertura, con varios temas principales: consuelo de Jerusalén en figura femenina (1-2); el nuevo éxodo (3-5); la palabra se cumplirá (6-8); llega el Señor como pastor (9-10). Suenan voces no identificadas, creando la impresión de algo misterioso y repentino.
40,1-2 Hablar al corazón: de modo persuasivo o cortejando: Gn 34,2; 50,21; Jue 19,3; Rut 2,13; Os 2,16. El vasallaje fue un servicio forzado, consecuencia de un crimen que ahora está pagado, incluso con creces, porque el verdugo se excedió.
40,3-5 El camino de vuelta no tendrá obstáculos ni tropiezos, porque la tierra se doblega con docilidad cósmica. La gloria del Señor se manifestó en el éxodo, Éx 14,17; 16,10; 19. Boca del Señor es el profeta: 1,20; 30,2; Jr 9,11; Miq 4,4 etc.
40,6-8 Una voz protagonista proclama su mensaje en una imagen sencilla. El hombre se compara a lo vegetal más efímero (Sal 90,6). Dios actúa con el aliento, que vivifica o abrasa (2,12s) y con la palabra, que se cumple.
40,9-11 El heraldo viene por el desierto anunciando la llegada próxima del Señor, que ostenta el título de la alianza. El salario de Jacob al volver eran enormes rebaños (Gn 31-32). La imagen del pastor puede recordar a David (Sal 78,71s).
Sal 96,1-3.10-13
(Sal 98; Is 44-55)
1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera;
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria.
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria.
3Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. 10Decid a los paganos: El Señor es rey:
él gobierna los pueblos rectamente.
11 Alégrense los cielos, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto contiene;
12exulte la campiña y cuanto hay en ella,
aclamen los árboles silvestres
13delante del Señor, que ya llega,
retumbe el mar y cuanto contiene;
12exulte la campiña y cuanto hay en ella,
aclamen los árboles silvestres
13delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra;
regirá el orbe con justicia
y a los pueblos con fidelidad.
Explicación.
96,1
Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando
se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazos usados? Creo que el autor
se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro.
96,10
La segunda frase está tomada del Sal 93,1, la tercera falta en el
paralelo 1 Cr 16,31; algunos suprimen ambas para que quede el clamor
escueto.
96,11 Conforme al contexto, el mugido del mar es festivo: es su voz.
96,12 Es el verso más original, síntesis de lo campestre (Dt 32,13) Y lo silvestre.
96,13 Gobernar incluye el juzgar. El hombre puede fiarse de su gobierno. (Comentaré estos versos en el Sal 98).
Transposición cristiana.
Se
pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera
para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado
del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor
15,25; Col 1,13. EVANGELIO. Mateo 18,12-14
12 A ver, ¿qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas y que una se le extravía; ¿no deja las noventa y nueve en el monte para ir en busca de la extraviada?
13 Y si llega a encontrarla, os aseguro que ésta le da más alegría que las noventa y nueve que no se han extraviado.
14 Así tampoco quiere vuestro Padre del cielo que se pierda uno de esos pequeños.
EXPLICACIÓN.
12 - 14. Solicitud por los pequeños. El extravío de uno hace aumentar su amor por él y la alegría del encuentro. El lugar de la salvación es la comunidad; fuera de ella, peligro de perderse.
2ª OPCIÓN.
Primera Lectura. Isaías 6,1-8
1El
año de la muerte del re Ozías vi al Señor sentado sobre un trono alto y
excelso: la orla de su manto llenaba el templo. 2Por encima de él había
serafines erguidos, con seis alas cada uno: con dos alas se cubrían el
rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían. 3Y
clamaban alternándose: ¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos,
la tierra está llena de su gloria! 4Y temblaban los umbrales de las
puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. 5Yo dije:
"¡Ay de mí, estoy perdido!
Yo, hombre de labios impuros
que habito en medio de un pueblo
de labios impuros,
he visto con mis ojos al rey
y Señor de los ejércitos".
6Y
voló hacia mí uno de los serafines con un ascua en la mano, que había
retirado del altar con unas tenazas; 7la aplicó a mi boca y me dijo:
"Mira: esto ha tocado tus labios,
ha desaparecido tu culpa,
está perdonado tu pecado".
8Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
-¿A quién mandaré?,
¿quién irá de nuestra parte?
Contesté:
-Aquí estoy, mándame.
Explicación.
6,1-13
El profeta nos habla de una experiencia trascendental, en un lenguaje
de símbolos que invita a vislumbrar el misterio. Podemos dividir el
capítulo en tres partes: teofanía (1-5), consagración (6-7), misión
(8-12). El estilo está dominado por fórmulas ternarias. Visión, audición
y participación se reparten por todo el capítulo.
6,1-4
La teofanía crea una sensación de plenitud. La orla o haldas de una
túnica cubren el templo, el humo lo llena, la gloria llena la tierra.
Llenan y desbordan, porque el Señor no está circunscrito. El templo es
escabel de la grandeza supracósmica, el humo vela y desvela, la tierra
es templo gigantesco.
El Señor está sentado en su trono, como rey. Su corte celeste
son los serafines: se mantienen erguidos y se cubren respetuosamente.
Entonan un canto alternante. Los ejércitos son los astros celestes. La
teofanía, en vez de provocar un terremoto, hace que se estremezca el
templo y se llene de humo (cfr. Ex 19; Sal 104,32).
6,5-7
El profeta siente su pequeñez limitada, incapaz de abarcar en vida la
grandeza del Señor; siente más su limitación ética, su mancha y pecado,
por el cual es solidario de todo el pueblo. La purificación es como rito
eficaz que borra los pecados. Los labios son el órgano de la
predicación profética.
6,8
La actividad profética es misión encomendada por Dios. El profeta toma
la pregunta como dirigida a él, desafío e invitación, y se ofrece sin
resistencia; no como Moisés o Jeremías (Ex 3-4).
Salmo. 40,2.4.7-11
2 Yo esperaba con ansia al Señor:
se inclinó a mí y escuchó mi grito.
4 Me puso en la boca un canto nuevo
de alabanza a nuestro Dios.
Muchos al verlo quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.
7 Sacrificios y ofrendas no los quieres;
me has cavado oídos;
no pides holocaustos ni víctimas expiatorias.
8 Entonces yo digo: "aquí he venido".
En el texto del rollo se escribe de mí
9 que he de cumplir tu voluntad:
y yo lo quiero, Dios mío,
llevo tu instrucción en las entrañas.
10 He proclamado el derecho
a una asamblea numerosa.
No he cerrado los labios,
Señor, tú lo sabes.
11 No me he guardado en el pecho tu justicia,
he anunciado tu verdad y tu salvación,
no he negado tu lealtad y fidelidad
a la asamblea numerosa.
Explicación.
Este
salmo es famoso por los versos 7-11 citados y comentados en la carta a
los Hebreos. Esos versos están encajados entre dos piezas difíciles de
acoplar: acción de gracias y súplica: en ese orden; si fuera el orden
contrario...
La
primera parte (2-4 ó 2-6) es bastante tradicional en el esquema y
original en la redacción. Los versos 5-6 podrían ser el texto del
canto. La tercera parte (12-18) es bastante convencional, excepto en el
orden, y tiene correspondencia con la primera parte. ¿Cómo se coordinan?
a) Si se trata de la misma liberación, el orden tradicional está
invertido. b) Si se trata de dos casos, la liberación pasada y
experimentada (2-6) conforta la súplica en la nueva tribulación. Esto no
es raro en el salterio.
40,2-4
El comienzo es una secuencia en cuatro escenas rápidas. Un hombre se
debate en el lodo de una ciénaga, que amenaza tragárselo aprovechando
sus esfuerzos; grita. Alguien lo saca y coloca sus pies en roca firme.
Al sentir la solidez bajo los pies, rompe a cantar de gozo y
agradecimiento. Un grupo que asistía expresa su confianza en el
liberador.
40,2 La forma enfática traduce la expectación, casi la impaciencia del aguardar.
40,4 "Poner en la boca" es fórmula de alcance profético: Dt 18,18; Jr 1,9; 5,14.
40,7-9
Es importante apreciar paralelismos y correlaciones. En esquema:
sacrificios / holocaustos, oídos / escrito, vengo / quiero. El primero
es un merismo que abarca el culto. El segundo sugiere un encargo oral y
uno escrito. El tercero es correlativo del anterior y se articula en dos
piezas complementarias: el acto de presentarse y la disponibilidad para
ejecutarlo.
40,7
Los sacrificios se relativizan (Eclo 34,18-35,26). "Cavar los oídos" es
metáfora única. La imagen parece fijarse en la hondura corporal que
abre el oído hacia el interior del hombre: compárese con Is 50,4s.
40,8b-9
Lo que más interesa del texto es la asimilación del encargo y por
implicación del tema. Lo que estaba en un "escrito", pasa a estar "en
las entrañas"; el texto de la proclamación está amorosamente asimilado.
Compárese con Ez 3,3.
40,10-11
La proclamación se enuncia en cuatro verbos y seis sustantivos. El
insistir en formas negativas, el apelar al testimonio de Dios, hace
sospechar algún riesgo en el encargo, como si algo grave indujera al
silencio. El verbo positivo, "evangelizar", significa en la vida civil
anunciar una buena noticia. Es típico del profeta del destierro, que
también tropezaba con resistencia y hostilidad: Is 40,9; 41,27; 52,7 y
60,6; 61,1; Sal 96,2. El "derecho" recurre también en Is 41,2-10;
42,6.21; 45,19; 51,1.5.7. Los otros sustantivos, con posesivo "tu",
pertenecen a una tradición ancha, también presente en el salterio.
Ahora
imaginemos que ha comenzado la predicación, que provoca resistencia,
oposición, persecución; el orante invoca el auxilio de quien le
encomendó la tarea. Es lo que sigue en 12-18.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
La
carta a los Hebreos recoge y comenta la parte central del salmo, según
la versión griega de los LXX. En vez de "me cavaste oídos", dice "me
aparejaste un cuerpo"; traduce "rollo" por "título". De este modo opone
el autor a los sacrificios antiguos la entrega del Mesías. De aquí
arranca el uso de los antiguos de poner todo el salmo en boca de Cristo y
después en boca de la Iglesia.
Evangelio. Lucas 10,1-9
1
Después de esto el Señor designó a otros setenta y los mandó por
delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir
él.
2 Y les dijo:
- La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad al Señor de la mies que mande braceros a su mies.
3 ¡En marcha! Mirad que os envío como corderos entre lobos.
4 No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias y no os paréis a saludar por el camino.
5 Cuando entréis en una casa lo primero saludad: "Paz a esta casa";
6 si hay allí gente de paz, la paz que les deseáis se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros.
7 Quedaos en esa casa, comed y bebed de lo que tengan, que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.
8 Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed de lo que os pongan,
9 curad a los enfermos que haya y decidles: "Está cerca de vosotros el reinado de Dios".
Explicación.
Designación y misión. Ante el fracaso de los Doce (9,40.51-56), Jesús se decide a crear otro grupo de mensajeros para que le preparen el camino (1: designó a otros setenta,
mejor que 72), según el número de naciones paganas (cf. Hch 6,1ss; los
Siete), seguidores de origen no judío, Samaría, la puerta hacia el
paganismo (en Mt y Mc, Galilea).
Instrucciones
más extensas que a los Doce (cf. 9,3-5). La humanidad está madura para
el mensaje; la petición a Dios los identificará con el objetivo de la
misión y les obtendrá el impulso necesario para ella (2). Inermes ante
la sociedad hostil (3: ovejas, lobos).
No preocuparse por el sustento (12,22ss); sandalias, propias de gente
acomodada; los saludos eran prolijos: urgencia de la misión (4).
Portadores de paz (5-7). Pueblo/ciudad,
figura de ambientes de mentalidad abierta, a diferencia de "aldea" (cf.
9,6). No ser exigentes ni hacer distinciones entre los alimentos:
integración en la cultura (8). Curar y proclamar (cf. 9,2) (9).