domingo, 29 de enero de 2023

VIERNES 10 DE FEBRERO DEL 2023

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.

Primera Lectura. Génesis 3,1-8. 
1La serpiente era el animal más astuto de cuantos el Señor Dios había creado; y entabló conversación con la mujer:
-¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del parque?
2La mujer contestó a la serpiente:
3-¡No! Podemos comer de todos los árboles del jardín; solamente del árbol que está en medio del jardín nos ha prohibido Dios comer o tocarlo, bajo la pena de muerte.
4La serpiente replicó:
5-¡Nada de pena de muerte! Lo que pasa es que sabe Dios que, en cuanto comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, versados en el bien y el mal.
6Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable para tener acierto. Tomó fruta del árbol, comió y se la alargó a su marido, que comió con ella.
7Se le abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. 8Oyeron al Señor Dios, que se paseaba por el jardín tomando el fresco. El hombre y su mujer se escondieron entre los árboles del jardín, para que el Señor Dios no los viera.

Explicación.

3,1 La serpiente representa en las culturas circundantes la fuerza hostil a Dios y a su plan. Personificación del mal activo, seductor o agresor. Ben Sira no la menciona (Eclo 15,11-20: origen del pecado); Sab 2,24 habla de la "envidia del diablo"; Ap 12,8-9 acumula nombres, identificando e interpretando: "dragoón, serpiente primordial, satán, diablo, acusador" ("acusador" traduce el griego diabolos, el cual traduce el hebreo satán).

          Además el nombre hebreo de serpiente coincide con el de "vaticinio". El falso oráculo es arma de la serpiente contra Eva: quita la base a la prohibición de Dios, le atribuye aviesas intenciones, promete como bienl o que es mal; pues conocer el mal por experiencia es un mal. Sobre semejante oráculo: Sal 14; Hab 2,18 "maestro de mentiras".

3,5 Véase Ez 28,2.

3,6 Aludido por Pablo en 2 Cor 11,3.  

3,7 La relación mutua se turba con la vergüenza y surge el encubrimiento. La relación con Dios se turba con la cautela y el miedo, y sucede otro encubrimiento; Ap 3,18; Eclo 23,18-19.

3,7 Gn 20,22s.

3,8 Eclo 24,18.

Salmo. 32,1-2.5-7.

1 ¡Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han enterrado su pecado!
2 ¡Dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito
y cuya conciencia no queda turbia!
5 Te declaré mi pecado,
no te encubrí mi delito;
propuse confesarme
de mis delitos al Señor;
y tú perdonaste
mi culpa y mi pecado.
6 Por eso, que todo fiel te suplique, [...]
y la avenida de aguas torrenciales
no la alcanzará.
7 Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
cuando grito ¡socorro!, me rodeas.

Explicación.

32,1-2 El salmo 1 exaltaba la dicha de no pecar; éste la de sentirse perdonado. para los humanos, aun los "fieles", quizá cuente más lo segundo. El pecado lleva tres nombres corrientes; también el perdón tiene tres verbos. Es común nsa´; cubrir se lee también en Sal 85,3; Neh 3,37 (nosotros decimos "correr un velo"); no apuntar pertenece al lenguaje comercial. No hay que suprimir la última frase: ruh es la conciencia, remiya es el engaño ajeno y propio.

32,5 En tres versos breves se aprieta el tiempo de confesión y perdón. Se repiten los tres términos del pecado de 1-2, el primer verbo de perdonar; y se repite "cubrir", con nuevo significado al cambiar el sujeto. El hombre des-cubre su pecado al confesarlo, Dios lo cubre al perdonarlo.

32,6 Empiezan a divergir las explicaciones: "a la hora de hallar (a Dios), cierto, la inundación...", "en la hora / cuando lo alcance la tribulación". Mi solución se apoya en la doble redundancia en 6 y 9, en el principio del paralelismo aun a distancia, en los pronombres personales.
La inundación o avenida, real o metafórica, es conocida: Is 28,3.15.17s; Ez 13,11.13; Sal 69,3.16.

32,7 También es dudoso "grito: ¡Socorro!". Alternativa: "clamor de liberación".

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Pablo cita los primeros versos en Rom 4,7s como ejemplo de salvación gratuita de Dios; y como el salmo habla de "hombre", el principio vale para cualquiera. Sobre la confesión compárese con 1 Jn 1,8.  

Evangelio. Marcos 7,31-37.
31Dejó Jesús la comarca de Tiro, pasó por Sidón y llegó de nuevo al mar de Galilea por mitad del territorio de la Decápolis. 

Incomprensión de los discípulos: El sordomudo 

32Le llevaron un sordo tartamudo y le suplicaron que le aplicase la mano. 33Lo tomó aparte, separándolo de la multitud, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 34Levantando la mirada al cielo dio un suspiro y le dijo: 

-Effatá (esto es: «ábrete»). 
35Inmediatamente se le abrió el oído, se le soltó la traba de la lengua y hablaba normalmente. 36Les advirtió que no lo dijeran a nadie, pero, cuanto más se lo advertía, más y más lo pregonaban ellos. 37Extraordinariamente impresionados, decían: 
-¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos. 

EXPLICACIÓN.

(7,31-37): Los casos de sordera o ceguera en el Evangelio (cf.8,24b; 10,46b) escenifican la incomprensión expresada en 4,12 (<<por más que vean no perciban y por más que escuchen no entiendan»). El episodio está en paralelo con el de 6,35-37, que mostraba la incomprensión de los discípulos antes del reparto de pan a la multitud judía. Son los discípulos o seguidores israelitas, no mencionados en la escena y que no habían entendido el dicho anterior de Jesús (7,18), quienes están representados por el sordo tartamudo (cf Is 35,6 LXX, del éxodo de Babilonia, lo que pone a la escena en clave de liberación de una esclavitud, la de la ideología nacionalista de poder). No entienden el mensaje de Jesús por no haber aceptado la universalidad del Reino. La curación se hace separándose de la multitud (seguidores no israelitas, cf. 7,14) (33), como en 7,17ss la pregunta de los discípulos y la respuesta de Jesús. Suspiró, tristeza, pena (cf, 8,12, de los fariseos) (34). El plural los sordos, los mudos, en la frase final (37), que se refiere a la única curación anterior, muestra de nuevo que el sordo es una figura representativa. 

2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. Cantar de los Cantares 8,6-7.
Llamarada divina

6Grábame como un sello en tu brazo, 
como un sello en tu corazón,
porque es fuerte el amor como la muerte, 
es cruel la pasión como el abismo;
es centella de fuego, llamarada divina; 
7las aguas torrenciales
no podrán apagar el amor 
ni anegarlo los ríos.
Si alguien quisiera comprar el amor 
con todas las riquezas de su casa,
se haría despreciable.

Explicación.

8,6-7 Ésta es la cumbre del libro. Cuando por única vez se pronuncia el nombre apocopado Yah, como adjetivo. Cuando se evocan los poderes incontrastables de Muerte y su reino el Abismo. Cuando los elementos fuego yagua combaten y vence el fuego. Un amor de tales dimensiones ni se vende ni se compra. Se puede poner en boca de ambos (aunque el "tuyo" sea masculino), como dúo culminante. El sello se puede imaginar como una pieza suelta, en la muñeca o en el pecho, o como una marca impresa en el cuerpo.

Salmo. 148,1-2.11-14.
(Dn 3,52-90)
1¡Aleluya! Alabad al Señor desde el cielo, 
alabad al Señor en lo alto;
2alabadlo, todos sus ángeles,
alabadlo, todos sus ejércitos;
11reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
12jóvenes con las doncellas,
viejos junto con los niños;
13alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime;
su majestad sobre el cielo y la tierra. 
14EI acrece el vigor de su pueblo.
Himno de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo cercano. ¡Aleluya!
Explicación.
148,1 El cielo es el lugar de Dios: Sal 115,16; Is 33,5. No piensa en el templo.
148,2 "Ejércitos" celestes son los astros: Is 45,12.
148,11 Todas las autoridades, en diversos grados y funciones, y con ellos sus pueblos sin distinción.
148,12 Tampoco hay distinción de sexo o edad en la alabanza.; compárese con JI3,1s.
148,13 El nombre y el honor del Señor están sobre toda la creación y es único (Zac 14,9), no lo comparte con otros dioses. La unicidad es correlativa de la universalidad.
148,14 "El vigor": a la letra, levanta el cuerno; véase Sal 75.
Transposición cristiana.
El nombre o título Señor ha sido otorgado a Jesucristo, muerto y resucitado, como canta Flp 2,9-11. Se puede tomar el salmo como canto de pascua por la creación trasfigurada.
Evangelio. Lucas 10,38-42.
38 Mientras iban de camino entró también él en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa.
39 Esta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.
40 Marta, en cambio, se dispersaba en múltiples tareas. Se le plantó delante y le dijo:
- Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
41 Pero el Señor le contestó:
- Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: 
42 sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.

EXPLICACIÓN.

B. Los dos grupos de seguidores. 38-42. Cambia el escenario: "una aldea" (reducto cerrado); temática: la verdadera acogida del mensaje. Paralelo con la "aldea" samaritana de 9,52 (38: también él entró en una aldea). En la escena no aparecen los discípulos. La doble mención de el Señor (39.40) saca a esta perícopa del plano histórico para ponerla en el paradigmático, mirando a las comunidades del tiempo de Lc.

Dos hermanas, figuras de los dos grupos de discípulos: Marta, de los que proceden del judaísmo/los Doce (9,1); María, de los Setenta (10,1). Marta, la comunidad judeocreyente, recibe a Jesús, pero sin aprender de él (38); María, la comunidad samaritana o no judía, queda en segundo plano, pero es la que le da plena acogida. A los pies del Señor (39), alusión a la pecadora (7,38.44-46).

Marta quiere arrastrar a su hermana a su dispersa actividad sin mensaje, inútil (múltiples tareas = observancia legal); el deseo de Marta corresponde al expresado antes por Juan en nombre de los Doce: imponer su modo de seguimiento a los que no pertenecen a ese grupo (9,49s) (40). Preocupaciones que ahogan el mensaje (8,14) (41). Una sola cosa (42: cf. 12,31; 18,22): el reinado de Dios, nueva tierra prometida, es la mejor parte, en comparación con la antigua tierra (Sal 16,5s; 73,26; 119,57; 142,6), el reino de Israel al que aún aspiran los Doce.

Samaría, que por su idolatría había perdido su herencia en Israel encuentra ahora su parte de la herencia en Jesús. El Israel mesiánico, que no escucha el mensaje, quiere conservar como herencia la antigua tierra prometida. Una temática paralela se encuentra en 18,15-17.

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