domingo, 25 de septiembre de 2022

SÁBADO 15 DE OCTUBRE DEL 2022

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.

Primera Lectura: Efesios 1:15-23

15Por eso, por lo que a mí toca, enterado de vuestra adhesión al Señor Jesús y de vuestro amor a todos los consagrados, 16no ceso de dar gracias a Dios por vosotros cuando os encomiendo en mis oraciones.
        17Que el Dios de nuestro Señor Jesús Mesías, el Padre que posee la gloria, os dé un saber y una revelación interior con profundo conocimiento de él; 18que tenga iluminados los ojos de vuestra alma, para que comprendáis qué esperanza abre su llamamiento, qué tesoro es la gloriosa herencia destinada a sus consagrados 19y qué extraordinaria su potencia en favor de los que creemos, conforme a la eficacia de su poderosa fuerza.
20Desplegó esa eficacia con el Mesías, resucitándolo y sentándolo a su derecha en el cielo, 21por encima de toda soberanía y autoridad y poder y dominio, y de todo título reconocido no sólo en esta edad, sino también en la futura. 22Sí, todo lo sometió bajo sus pies (Sal 8,7), y a él lo hizo, por encima de todo, cabeza de la Iglesia, 23que es su cuerpo, el complemento del que llena totalmente el universo.

EXPLICACIÓN.

          Da gracias a Dios por los destinatarios (15-16) (en otras cartas, la acción de gracias constituye el exordio). Motivo: las dos características que definen a un grupo cristiano: la relación con Jesús (fe/adhesión) y la relación entre sus miembros (amor).

         Añade una petición o bendición (17-19): El Dios de Jesús es el Padre, es decir, el que por amor comunica su propia vida (el Espíritu); gloria, riqueza que puede conceder toda clase de dones; saber/sabiduría que nace de la revelación interior; ésta se identifica con la experiencia viva del Espíritu, que pone en comunión con el Padre. La experiencia de su amor y su fuerza hará comprender su proyecto sobre el hombre y dará la seguridad de su realización. Tenga iluminados los ojos de vuestra alma, lit. "de vuestro corazón" (cf. Sal 13,4; 19,19), término que, en la antropología semítica, designa la interioridad del hombre (alma).

 La potencia de Dios se ha manifestado en la exaltación de Jesús Mesías. Alude el autor a Sal 110,1: "Dice el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, mientras hago de tus enemigos estrado de tus pies", y a Sal 8,7: "Todo lo sometiste bajo sus pies". Los términos soberanía, autoridad, etc. designaban potencias supramundanas; pero en los escritos del NT, también a los poderes de este mundo, concreción de las potencias que dominan al hombre; ésos son los enemigos que dieron muerte al Mesías y que Dios somete debajo de sus pies. La exaltación del Mesías no lo separa de la humanidad; al contrario, está conectado a ella por medio de la iglesia/comunidad, que es su cuerpo (1,20-23). Complemento, gr. plêrôma, "plenitud", interpretada en sentido activo: "lo que llena/completa".

(Eclo 17,1-14; Heb 2,5-8)

2 ¡Señor dueño nuestro, qué ilustre es tu nombre en toda la tierra!
Quiero servir a tu majestad celeste
3 con la boca de chiquillos y criaturas.
Has cimentado un baluarte frente a tus adversarios
para reprimir al enemigo vengativo.

4 Cuando contemplo tu cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has dispuesto,
5 ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el hijo de Adán para que te ocupes de él?

6 Lo has hecho poco menos que un dios,
de gloria y honor lo has coronado,
7 le has dado el mando sobre las obras de tus manos;
todo lo has sometido bajo sus pies:

EXPLICACIÓN.

8. Himno a Dios por la creación y por el hombre.

Composición. Un verso repetido produce la inclusión mayor; pero la frase resuena cargada del sentido de lo que precede.

Triple ma: en los extremos admirativo, en el centro es pregunta mezclada de estupor. Pregunta central, clave del sentido peculiar del salmo.

“¿Qué es el hombre?” Es esa gran pregunta que se yergue sobre el horizonte plano de la tierra, esa curva que se vuelve sobre sí preguntando. El hombre es el ser que se sabe y no se sabe. Es la pregunta y el que pregunta. Pero la pregunta ha sido provocada por una contemplación trascendente, religiosa de la creación. El hombre es un ser terrestre, un señor vasallo, capaz de contemplar una obra de Dios y de domeñar otras.

Personajes. Yhwh es el protagonista de casi todas las acciones. Elohim son divinidades o seres celestes sometidos a Dios supremo; cf. Sal 86,8; 9,7; 136,2. El hombre: cualquier hombre, en su condición presente, sin limitación. Está más cerca de las divinidades que de los animales; se define por sustracción “poco menos”. Curiosamente a rebeldes contrapone un niño, como ejemplo de humanidad. Algunos identifican a los rebeldes con seres mitológicos, alegando Sal 74,14; 89,11.

8,2 Combina un título restringido, “dueño nuestro” con un horizonte ilimitado, “toda la tierra”.

8,2b El texto consonántico es muy dudoso y ha originado interpretaciones diversas: de los verbos dar, repetir, cantar etc.

8,3 Si la actitud infantil, no pueril, es de descubrimiento gozoso y afirmativo, su boca es inadecuada para expresarlo: véase Sab 10,21. Haría falta un niño adulto o un adulto niño. El “baluarte” podría ser el firmamento inaccesible e impenetrable.

8,4 “Obra de los dedos” es fórmula inusitada, que parece subrayar un modelado minucioso. Se refiere al cielo nocturno: compárese con la visión diurna del Sal 19.

8,5 Empieza la serie de seis verbos cuyo sujeto es Dios y complemento el hombre. Los dos primeros afirman la relación personal, maravillosa.

8,6-7 Los cuatro verbos son como un ceremonial de investidura: le asignan un puesto o rango, coronación, mando, un escabel bajo los pies. Véase Sab 9,2 y compárese con el “mando” de las lumbreras en Gn 1,16.

Transposición cristiana.

Mt 21,16 cita el v.3 justificando el júbilo infantil. Heb 2,5-8 aplica el salmo a Jesucristo, el solo en quien se cumple plenamente. Sólo que consigue la corona a través del sufrimiento, de modo no previsto por el salmo. Pablo en 1 Cor 15,26 aplica el v.7 a Cristo glorificado.

Evangelio: Lucas 12:8-12

8 Y os digo que si uno, quienquiera que sea, se pronuncia por mí ante los hombres, también el Hombre se pronunciará por él ante los ángeles de Dios.
9 Pero si uno me niega ante los hombres, será negado él ante los ángeles de Dios.
10 A todo el que diga algo contra el Hombre, se le podrá perdonar; pero el que insulte al Espíritu Santo no tendrá perdón.
11 Y cuando os hagan comparecer en las sinagogas y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o de qué os vais a defender o de lo que vais a decir;
12 porque lo que tenéis que decir os lo enseñará el Espíritu Santo en aquel mismo momento.

EXPLICACIÓN.

Desarrollo positivo: Exhorta a pronunciarse por él públicamente, exponiendo las consecuencias definitivas de la actitud valiente o cobarde. Los ángeles de Dios, perífrasis para designar a Dios mismo (8s). La opinión de cada uno sobre la realidad humana de Jesús (el Hombre) puede ser desfavorable, pero puede cambiar; pero la mala fe, que atribuye al Enemigo la liberación que lleva a cabo Jesús, llamando "Belcebú" al Espíritu Santo, se cierra a todo perdón (10). Confianza en medio de la persecución. Ayuda del Espíritu (11s). No defenderse: no reconocer legitimidad al tribunal; decir: la denuncia profética.

2ª OPCIÓN.

Primera Lectura: Romanos 8,22-27

22Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. 23Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primicia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de hijos, del rescate de nuestro ser, 24pues con esta esperanza nos salvaron. Ahora bien, esperanza de lo que se ve ya no es esperanza; ¿quién espera lo que ya ve? 25En cambio, si esperamos algo que no vemos, necesitamos constancia para aguardar.
          26Pero, además, precisamente el Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras; 27y aquel que escruta el corazón conoce la intención del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como Dios quiere.

Explicación.

Los cristianos conocen el sentido de la historia: un parto difícil. Y saben formular la esperanza: la filiación plena, la liberación de la persona (22-25). La espera es activa (oración), no pasiva. En un mundo confuso, los cristianos no siempre ven claro lo que conduce al reino de Dios; el Espíritu, sí (26-27).

Salmo 19,8-11

8 La ley del Señor es perfecta:
devuelve el respiro;
el precepto del Señor es fiable:
instruye al ignorante;
9 los mandatos del Señor son rectos:
alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida:
da luz a los ojos;
10 el respeto del Señor es puro:
dura para siempre;
los mandamientos del Señor son genuinos;
justos sin excepción;
11 son más valiosos que el oro,
que el metal más fino;
son más dulces que la miel 
que destila un panal.

Explicación.

19,8-11 Tercera sección. Sin transición ni introducción entre un tema nuevo. Entra la ley abriendo paso a seis sentencias de una regularidad exasperante, como materializando en lenguaje el orden que intenta establecer. Sólo síes: falta una para la perfección.

Los predicados son en gran parte corpóreos: respiración, corazón, ojos; es límpida y pura, es estable y ofrece apoyo. Es razonable, no teme dar razones y así educa al inexperto sin dejarlo en su ignorancia. Es lúcida, no exige obediencia ciega, sino que ilumina los ojos. Da alegría interna, no es carga insoportable.

El último verso propone dos comparaciones: oro, símbolo y medida de valor; miel, manjar el más sabroso (Prov 16,24). El autor piensa en el contenido más que en la formalidad de la ley.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Rom 10,18 aplica el v.4 a la predicación del evangelio. El cristiano contempla la creación restaurada en Cristo. Los antiguos explotaron el símbolo del sol como esposo; su salida del tálamo de María en el nacimiento, su carrera "desde el Padre hasta el Padre"; su calor es el Espíritu. La reflexión sobre ley y gracia anticipa la enseñanza de Pablo.

Evangelio: Juan 15,1-8

II. LA NUEVA COMUNIDAD EN MEDIO DEL MUNDO.
(Jn 15, 1-16,33)

La comunidad en expansión.
(Jn 15, 1-6)

1. Yo soy la vid verdadera, mi Padre es el labrador.
2. Todo sarmiento que en mí no produce fruto, lo corta, y a todo el que produce fruto lo limpia, para que dé más fruto.
3. Vosotros estáis limpios por el mensaje que os he comunicado.
4. Seguid conmigo, que yo seguiré con vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí solo si no sigue en la vid, así tampoco vosotros si no seguís conmigo.
5. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que sigue conmigo y yo con él, ése produce mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.
6. Si uno no sigue conmigo, lo tiran fuera como al sarmiento y se seca; los recogen, los echan al fuego y se queman.

Amor, amistad y fruto.

(Jn 15, 7-17)

7. Si seguís conmigo y mis exigencias siguen entre vosotros, pedid lo que queráis, que se realiza.
8. En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir mucho fruto por haberos hecho discípulos míos.

EXPLICACIÓN.

1-6. La vid o viña era el símbolo de Israel como pueblo de Dios (Sal 80,9; Is 5,1-7; Jr 2,21; Ez 19,10-12). La afirmación de Jesús (1) se contrapone a estos textos; no hay más pueblo de Dios (vid y sarmientos) que la nueva humanidad que se construye a partir de él (cf. 1,9: la luz verdadera; 6,32; el verdadero pan del cielo). Como en el AT, es Dios, ahora llamado el Padre, quien ha plantado y cuida esta vid.

Advertencia severa (2) que define la misión de la comunidad. Jesús no ha creado un círculo cerrado, sino un grupo en expansión: todo miembro tiene un crecimiento que efectuar y una misión que cumplir. El fruto es el hombre nuevo, a nivel de individuo y comunidad, y a nivel de expansión; no se produce fruto cuando no se comunica la vida que se recibe; el que se niega a amar y no hace caso al Hijo, se coloca en la zona de la tiniebla (3,36). Es aquel que pertenece a la comunidad pero no responde al Espíritu.

Quien practica el amor tiene que seguir un proceso ascendente, un desarrollo, hecho posible por la limpia que el Padre hace. Elimina factores de muerte, haciendo que el discípulo sea cada vez más auténtico y más libre, y aumente así su capacidad de entrega y su eficacia. Pretende acrecentar el fruto: fruto de madurez en el discípulo, fruto de nueva humanidad.

Hay una limpieza inicial (cf. 13,10) y otra sucesiva para el crecimiento. Sintetizando datos, la limpieza o purificación la produce la opción por el mensaje de Jesús, que es el del amor. Éste separa del mundo injusto y quita, por tanto, el pecado (1,29). El mensaje, en cuanto se hace práctica en la vida del discípulo, se identifica con el Espíritu, dinamismo del amor. La actividad del amor sigue efectuando la purificación. Según el significado de “limpio/puro” sólo quien practica el amor agrada a Dios (cf. 14,23).

Jesús exhorta a sus discípulos a renovar su adhesión a él (4), en función del fruto que han de producir. La unión mutua entre Jesús y los suyos, vistos aquí como grupo, es la condición para la existencia de la comunidad, para su vida y para el fruto. El sarmiento/discípulo no se mantiene vivo (vida=amor) si se corta de la fuente de la vida/amor.

Repite Jesús su afirmación primera (5). Entre él y los suyos existe una unión íntima: la misma vida circula en él y en ellos, gracias a la asimilación a él (6,56: comer su carne y beber su sangre): mucho fruto, cf. 12,24. Quien rechaza el amor renuncia a la vida (6); la muerte en vida acaba en la muerte definitiva.

Sigue el tema de la fecundidad (7); el fruto se apoya también en la eficacia de la petición. Jesús se hace colaborador en la tarea de los suyos, sin límite alguno (lo que queráis). La respuesta a las exigencias concretas del amor crea el ambiente de la comunidad (entre vosotros, cf. 5,38). La sintonía con Jesús, creada por el compromiso a favor del hombre, establece su colaboración activa con los suyos. “Pedir” significa afirmar la unión con Jesús y reconocer que la potencia de vida procede de él.

La gloria, que es el amor del Padre (8), se manifiesta en la actividad de los discípulos, que trabajan a favor de los hombres.

SÍNTESIS.

La existencia de la humanidad nueva en medio de la sociedad injusta no depende de una institución, sino de la participación de la vida de Jesús. Él crea la alternativa al “mundo” opresor: la sociedad del amor mutuo, expresión de la vida y ambiente de la libertad, que trabaja por incluir a la humanidad entera.

El compromiso cristiano es el dinamismo de una experiencia que busca comunicarse. La unión con Jesús y el Espíritu que él infunde llevan necesariamente a la actividad. El fruto tiene un doble aspecto inseparable: el crecimiento personal y comunitario y la expansión de la vida en la humanidad.

Identificado con Jesús y su mensaje, el grupo tiene su pleno apoyo. La actividad de la comunidad hace llegar a los hombres el amor del Padre que ofrece vida. Jesús excluye la adhesión y el amor propios de siervos o súbditos: deben ser amistad que llega a dar la vida por los amigos. La misión adquiere así una dimensión nueva: los discípulos se dedicarán con él a una labor que sienten como propia; no serán siervos de un señor, sino hombres libres, amigos que comparten su alegría en la tarea común.

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