Primera Lectura. Deuteronomio 26,16-19.
16>>Hoy
te manda el Señor, tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos.
Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma.
17>>Hoy
te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone: "Que él será
tu Dios, que tú irás por sus caminos, guardarás sus mandatos, preceptos y
decretos y escucharás su voz".
18>>Hoy
se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones: "Que serás su
propio pueblo -como te prometió-, que guardarás todos sus preceptos,
19que él te elevará en gloria, nombre y esplendor por encima de todas
las naciones que ha hecho, y que serás el pueblo santo del Señor", como
ha dicho>>.
Explicación.
26,16 Cláusula final del cuerpo legal: corresponde a 12,1.
26,17-19
Ratificación formal y bilateral de la alianza, formulada por las dos
partes, por medio de un mediador. Por la forma se podría pensar en una
alianza entre iguales; el contenido y todo el contexto del libro
desmienten la supuesta paridad.
Cada una de las partes propone y acepta un compromiso
doble, mutuo: ofrece y exige a la otra parte. El Señor propone ser el
Dios de Israel y exige obediencia a sus mandatos; el pueblo ofrece ser
el pueblo de Dios y exige que Dios lo honre y consagre.
Hay que observar el puesto que ocupa esta fórmula de
ratificación: después de la introducción histórica y el decálogo (1-5)
de la sección parenética (6.11) del cuerpo legal (12-26); antes de las
bendiciones y maldiciones que completan la alianza. Hay que colocar
estos versos junto a Éx 24 y Jos 24.
Salmo. 119,1-2.4-5.7-8.
1Dichosos los de conducta intachable,
que siguen la voluntad del Señor.
2Dichosos los que guardan sus preceptos
y lo buscan de todo corazón.
4Tú mandaste que tus decretos
se observen exactamente.
5Ojalá estén firmes mis caminos
para cumplir tus órdenes.
7Te daré gracias con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
8He de guardar tus normas:
no me abandones del todo.
Explicación.
119,1-8
La primera estrofa es programática. Abre el salmo con una
bienaventuranza (Sal 1; 32) Y lo coloca entero en la esfera de la
verdadera felicidad; la consecuencia llega en el v. 6: "no fracasar"
equivale a tener éxito.
Se
dirige a Dios en segunda persona (4) y desea "buscarlo" (2), afirmando
desde el comienzo la relación personal con Dios. Es Dios quien "ha
mandado" la ley; el hombre la cumple "de corazón", para recorrer el
"camino" de la vida.
Transposición cristiana.
Muchos títulos, símbolos o privilegios atribuidos en el judaísmo a la tora son
atribuidos en el NT a Jesucristo: luz, agua de la roca, camino, etc.
Por tanto, donde leemos ley o mandato podemos pensar en Jesús como
Mesías. Como los relatos del Pentateuco son también tora, así y
mucho más lo es la vida de Cristo. La lectura se facilita usando la
clave del "camino". Jesús se lo apropia como norma de conducta y vía de
acceso al Padre, al cual añade los de verdad y vida, también presentes
en el salmo. Con su conducta y enseñanza nos enseña "el camino auténtico
de la vida".
Evangelio. Mateo 5,43-48.
43 Os han enseñado que se mandó: "Amarás a tu prójimo..." (Lv 19,18) y odiarás a tu enemigo.
44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen,
45
para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre
malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos.
46 Si queréis a los que os quieren, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen eso mismo también los recaudadores?
47 Y si mostráis afecto sólo a vuestra gente, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los paganos?
48 Por consiguiente, sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo.
EXPLICACIÓN.
Amarás
a tu prójimo (42, Lv 19,18); odiarás a tu enemigo, principio esenio
(cf. Sal 139,19-22). (43) Como Dios creador no discrimina, lo mismo sus
hijos (44s). No pueden conformarse al uso de la sociedad (46s). Con la
frase final (48) Jesús descalifica la "perfección" propuesta por los
letrados, basada en la observancia de la Ley. Lo que hace al hombre
perfecto (bueno del todo) y semejante al Padre es el amor que no conoce
excepciones.
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