Primera Lectura. Isaías 58,9-14.
9Entonces clamarás al Señor, y te responderá;
pedirás auxilio, y te dirá: Aquí estoy.
Si destierras de ti los cepos,
y el señalar con el dedo, y la maledicencia;
10si das tu pan al hambriento
y sacias el estómago del indigente,
surgirá tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.
11El Señor te guiará siempre,
en el desierto saciará tu hambre,
hará fuertes tus huesos,
serás un huerto bien regado,
un manantial del aguas
cuya vena nunca engaña,
12reconstruirás viejas ruinas,
levantarás sobre los cimientos de antaño;
te llamarán tapiador de brechas,
restaurador de casas en ruinas.
El Sábado
(Jr 17,19-27).
13Si detienes tus pies el sábado,
y no traficas en mi día santo;
si llamas al sábado tu delicia,
y honras el día consagrado al Señor;
si lo honras absteniéndote de viajes,
de buscar tu interés, de tratar tus negocios,
14entonces el Señor será tu delicia.
Te pondré a caballo de las alturas de la tierra,
te alimentaré con la herencia
de tu padre Jacob
-ha hablado la boca del Señor-.
Explicación.
58,9
El ayuno auténtico, las obras de misericordia, transfiguran al hombre,
casi lo divinizan, como sol que amanece (cfr. Sal 112,4). Abre su
cortejo la Justicia, lo cierra la Gloria del Señor (cfr. Sal 85,14;
97,2). Por la caridad el hombre resplandece, porque revela la gloria de
Dios (Mt 5,16).
58,10 "Pan": corrigiendo el hebreo
según testimonios antiguos. La aurora culmina en mediodía. (Véase la
relación entre luz y generosidad en Mt 6,22-23).
58,11-12
Vuelve a dos piezas del esquema del éxodo, introduciendo algunas
transformaciones. La comida en el desierto se conserva sin cambio. El
agua y la sed: son ellos el desierto, en el que aflora el agua (la
beneficencia) que los transforma en huerto. La tierra es ahora la ciudad
que será reconstruida. Hay que salir del egoísmo y construir con la
caridad. Si ellos reparte pan, no habrá hambre y el desierto será un
paraíso; si ellos dan casa, la ciudad será reconstruida. "Tapiador de
brechas": véase Am 9,11 y Neh 5.
58,13-14 El sábado
crece en importancia después del destierro. Como un templo es un espacio
acotado para la divinidad, así el sábado es un tiempo sustraído al
interés humano y dedicado a Dios. No artificio para aumentar la
productividad, sino sacrificio de ella para profesar un valor más alto. Y
se ha de observar con gozo, con "delicia". En el reposo del sábado
culmina el nuevo éxodo.
Salmo. 86,1-6.
1Presta oído, Señor, respóndeme,
que soy un pobre desamparado.
2Guarda mi vida, que yo te soy fiel,
salva a tu siervo que confía en ti.
que te estoy llamando todo el día.
4Alegra el sentir de tu siervo,
eres misericordioso con los que te invocan.
Explicación.
Evangelio. Lucas 5,27-32.
27. Después de esto, salió, se quedó mirando a un recaudador llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
- Sígueme.
28 Él, abandonándolo todo, se levantó y empezó a seguirlo.
29 Leví le ofreció un gran banquete en su casa, y había gran número de recaudadores y otra gente, que estaban recostados a la mesa con ellos.
30 Los fariseos y sus letrados protestaban diciendo a los discípulos:
-¿Por qué razón coméis y bebéis con los recaudadores y descreídos?
31 Jesús les replicó:
- No sienten necesidad de médico los sanos, sino los que se encuentran mal,
32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se arrepientan.
EXPLICACIÓN.
Lo expuesto en la figura del paralítico se concreta en la persona de Leví, el recaudador/pecador, marginado, excluido de Israel. Llamada en paralelo con la de los primeros discípulos (5,1-11). A diferencia de éstos (5,10), Jesús lo invita expresamente a seguirlo (27). Abandonándolo todo (28, cf. 5,11: "dejándolo todo"), se levantó y empezó a seguirlo (cf. 5,11: "lo siguieron"). Tanto en la ruptura como en el seguimiento el grupo no israelita es más radical.
Banquete en casa de Leví o de Jesús (ambiguo) (29): Leví, a diferencia del grupo israelita, entiende el "seguimiento" de Jesús como una fiesta (el banquete del Reino). Derribada la barrera de la marginación religiosa, afluencia de pecadores/descreídos que, como Leví, dan su adhesión a Jesús; recostados (postura de los hombres libres) a la mesa con ellos. Estar a la mesa con Jesús significa participar en el reino de Dios, simbolizado por el banquete mesiánico. La nueva comunidad humana admite en su seno a todo hombre dispuesto a renunciar a la injusticia y a seguir a Jesús. Escándalo de fariseos y letrados (30), adversarios de Jesús (5,21); reproche a los discípulos, que implica una crítica a su maestro. Éste explica su conducta de la que se deriva la de ellos (31). Para recibir la salvación, hay que desearla. Los justos no la desean; piensan que no necesitan cambiar (32).
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