viernes, 4 de febrero de 2022

19 DE FEBRERO

 Primera Lectura: Santiago 3,1-10

1No os metáis tantos a maestros, hermanos míos; sabéis bien que nuestro juicio será muy severo, 2pues todos fallamos muchas veces. Quien no falla cuando habla es un hombre logrado, capaz de marcar el rumbo también al cuerpo entero.

                   3Mirad, a los caballos les metemos el freno en la boca para que ellos nos obedezcan a nosotros, y dirigimos todo su cuerpo. 4Y ahí tenéis los barcos: tan grandes como son y con vientos tan recios que los empujan, se dirigen con un timón pequeñísimo a donde al piloto le da por llevarlos.
                   5Pues lo mismo la lengua: pequeña como órgano, alardea de grandes cosas. Ahí tenéis, un fuego de nada incendia un bosque enorme. 6También la lengua es fuego (ese mundo de la maldad). La lengua, siendo uno de nuestros órganos, contamina, sin embargo, al cuerpo entero: inflama el curso de la existencia, inflamada ella misma por el infierno.
                   7Porque fieras y pájaros, reptiles y bestias marinas de toda especie se pueden subyugar y han sido subyugados por la especie humana; 8pero lo que es esa lengua, bicho turbulento, cargado de veneno mortal, no hay hombre capaz de subyugarla.
                   9Con ella bendecimos al que es Señor y Padre y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. 10De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser, hermanos míos;
 
EXPLICACIÓN.

1-18.       En la comunidad del autor, como en la sinagoga, los maestros eran figuras importantes y respetadas. Nada tiene de extraño que muchos aspirasen a ese cargo. Pero éste impone una grave responsabilidad y exige ante todo gran dominio de la lengua (1-2). Comparaciones clásicas para ilustrar el poder de la lengua: el freno del caballo, el timón de la nave (3-4).

               La tercera comparación es la más apropiada, por sus efectos negativos: la chispa del fuego (5-6). Reproche por el mal uso de la lengua (7-12).
  
Salmo: 12,2-5.7-8

2¡ Sálvanos, Señor!, que se acaba la lealtad,
que desaparece la sinceridad entre los hombres.
3 No hacen más que mentirse unos a otros,
hablan con labios lisonjeros y doblez de corazón.
4 Corte el Señor los labios lisonjeros
y la lengua fanfarrona de los que dicen:
5 La lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?
7 Las palabras del Señor son palabras limpias,
como plata acendrada en el crisol,
acrisolada siete veces.
8 Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás siempre de esa gente,

Explicación.

 12,2 Se refiere a la lealtad en las relaciones humanas, en la vida social; sin la cual no valen leyes ni tribunales. La hipérbole expresa un sentimiento fortísimo de desvalimiento. El tema es frecuente: Prov 20,6; Jr 7,2; 9,3s; Miq 7,2.

12,3 También es frecuente el tema de la lisonja interesada: Prov 26,23.28; 29,3

12,4 "Cortar los labios" es metáfora vigorosa y oportuna, es reducir al silencio: cfr. Sal 101,8.

12,5 Se citan sus palabras: ¿son pura fanfarronada, o expresan la conciencia del poder adquirido con la palabra? No necesitan recurrir a la violencia física. La frase tiene alcance social. ¿También político? -Cfr. Jr 9,2. ¿Tiene alcance religioso? -El "dueño" puede ser Dios: cfr. Eclo 5,3.

12,7 La imagen metalúrgica es corriente; véanse especialmente Sal 18,31; 119,140; Prov 30,3. La promesa de Dios se acrisola en el cumplimiento.

12,8 "Esa gente" o esa banda; el tipo o grupo descrito.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Comienzo por una transposición sapiencial a la cultura moderna, con sus abusos variados de la palabra, la palabra como instrumento de poder. Paso a la palabra profética, acrisolada en sí, no por la crítica humana. Paso a Cristo palabra: acendrada como enviado del Padre, acrisolado en el sacrificio por los hombres. De Cristo a la Iglesia, administradora responsable de dicha palabra.

Evangelio: Marcos 9,2-13

La transfiguración (Mt 17,1-13; Lc 9,28-36) 

2 A los seis días Jesús se llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, los hizo subir a un monte alto, aparte, a ellos solos, y se transfiguró delante de ellos: 3sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como ningún batanero en la tierra es capaz de blanquear.
4Se les apareció Elías con Moisés; estaban conversando con Jesús. 5Reaccionó Pedro diciéndole a Jesús:
-Rabbí, viene muy bien que estemos aquí nosotros;  podríamos hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
6Es que no sabía cómo reaccionar, porque estaban aterrados.
7Se formó una nube que los cubría, y hubo una voz desde la nube:
-Éste es mi Hijo, el amado: escuchadlo.
8Y, de pronto, al mirar alrededor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
9Mientras bajaban del monte les advirtió que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hombre resucitase de la muerte. 10Ellos se atuvieron a este aviso, aunque discutían entre sí qué significaba aquel «resucitar de la muerte». 11Entonces le hicieron esta pregunta:
-¿Cómo dicen los letrados que Elías tiene que venir primero?
12Él les repuso:

-¡De modo que Elías viene primero y lo pone todo en orden! Entonces, ¿cómo está escrito que el Hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? 13OS digo más: no sólo Elías ha venido ya, sino que lo han tratado a su antojo, como estaba escrito de él. 

Explicación

(9,2-13): Ante la resistencia manifestada por Pedro (8,32), muestra Jesús a los tres discípulos más recalcitrantes (3,16s, sobrenombres; cf. 5,37) el estado final del Hombre, que, con su entrega, ha superado la muerte (cf. 8,31.35). El monte alto, lugar de una importante (altura) manifestación divina; aparte, incomprensión (4,34). La escena anticipa la resurrección (2). Color blanco, imposible de obtener en este mundo, la condición divina del Hombre (cf. 16,5) (3). Elías (los profetas) con Moisés (la Ley) se aparecen a los discípulos, pero no hablan con ellos, sino con Jesús, reciben instrucciones de él (Éx 34,35): Jesús es el punto de llegada del AT; éste no tiene ya un mensaje directo para los cristianos, su validez o caducidad se juzga a partir de Jesús (4).

Rabbí, el que enseña ateniéndose a la tradición judía, sólo en boca de Pedro (9,5; 11,21) y de Judas (14,45). Pedro quiere poner en pie de igualdad a Jesús, Moisés y Elías (tres chozas), integrando el mesianismo de Jesús en las categorías del AT: Moisés (éxodo de Egipto con muerte de los enemigos), Elías (celo reformador y violento, cf. 1 Re 18,40; 19,14ss; 2 Re 1,9-12; Eclo 48,1ss; cf. Mc 1,29-31). No interpretan su gloria como estado final, sino como inicial, para la restauración de Israel (5). Terror ante la gloria que se manifiesta en Jesús, que, por su anterior resistencia, sienten como una amenaza; la propuesta de Pedro ha intentado congraciárselo (6). Nube, la presencia divina (cf. Éx 40,34-38).
 
La voz manifiesta a los discípulos la identidad de Jesús (cf. 1, 11) y refrenda su enseñanza: es el único a quien deben escuchar (cf. Dt 18,15.18): EI AT queda ya sin voz propia; mirando a Jesús la comunidad cristiana integra o descarta la doctrina del AT (7-8).

Los discípulos  han Interpretado mal la manifestación; no deben divulgar su error. Siendo anticipo de la resurrección, sólo después de la muerte de Jesús encontrara su contexto interpretativo. Debería prepararlos para la escena de Getsemaní (14,33) (9). No comprenden la expresión resucitar de la muerte; han disociado la escena anterior de la muerte de Jesús; esperan esa gloria para su vida mortal (10). Contra la doctrina de los letrados, los, discípulos ya no ven necesario que Elías tenga que preparar la situación antes de la acción del Mesías (cf. Mal 3, 23, Prov  48,10) (11). Elías ha venido (Juan Bautista, cf. 1,6), pero no imponiendo un orden. El Hombre va a ser despreciado (Sal 89,39, del rey Mesías: cf. 8,31); trato a Elías/Juan (1 Re 19,2-10 Jezabel/Herodías; cf. 6,17.27) (12-13).

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