PRIMERA LECTURA. Isaías 49,1-6.
Segundo cántico del siervo: la misión (Is 42,1-9; 50,4-9; 53).
1Escuchadme, islas; tended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó;
en las entrañas maternas,
y pronunció mi nombre.
2Hizo de mi boca una espada afilada,
me escondió en la sombra de su mano;
me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba
3y me dijo: "Tú eres mi siervo (Israel),
de quien estoy orgulloso".
4Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado,
en viento y en nada he gastado mis fuerzas";
en realidad mi derecho lo defendía el Señor,
mi salario lo tenía mi Dios.
5Y ahora habla el Señor, que ya en el vientre
me formó siervo suyo,
para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel
-tanto me honró el Señor,
y mi Dios fue mi fuerza-:
6Es poco que seas mi siervo
y restablezcas las tribus de Jacob
y conviertas a los supervivientes de Israel;
te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance
hasta el confín de la tierra.
Explicación.
49,1-3.
La llamada comienza en la raíz de la existencia, en un horizonte
universal, al servicio de la palabra (51,16s). La palabra de Dios es
espada (Ef 6,17; Ap 1,16) y es flecha (Sal 57,5; 64,4; 127,4): arma de
cerca y de lejos.
49,4.El fracaso aparente es la paradoja de la misión; Dios se encarga de pagar el servicio: Gn 31,42s; Jr 15,10-18; Ez 33,30-33.
49,5. "Traer y reunir" puede aludir al destierro y también al cisma que será anulado (11,13).
49,6.
La tarea del patriarca era doméstica, fundacional; la del nuevo
personaje será internacional: un cambio de la suerte espectacular.
SALMO. 71,1-6.15.17.
1A ti, Señor, me acojo:
que no fracase yo para siempre.
2Por tu justicia líbrame y ponme a salvo,
préstame oído y sálvame.
3Sé tú mi roca de morada, siempre accesible,
pues mandaste salvarme.
Mi peña y mi alcázar eres tú.
4Dios mío, líbrame de la mano perversa,
del puño criminal y violento;
5porque tú, mi Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
6Nada más nacer me apoyaba en ti,
del vientre materno tú me sacaste.
Para ti mi alabanza continua.
15Mi boca explicará tu justicia
y tu salvación todo el día.
Aunque no soy experto en contar,
17Me enseñaste, Dios, desde la juventud
y hasta hoy relato tus maravillas.
Explicación.
71,1
Su vida hasta ahora no ha sido fracaso; pero si los enemigos lo privan
de la etapa y tarea pendientes, una parte de su vida se habrá
malogrado.
71,2 Con cuatro imperativos apela a la justicia de Dios, como víctima inocente ante el juez o el gobernante.
71,3 "Roca
de morada" es paradójico; supone el cambio de una consonante respecto a
31,3. Pero, contando con Is 33,16, no intento armonizarlos.
71,5 El
primer salto es a la juventud: uso frecuente: 1 Re 18,12; Jr 3,24s; Ez
4,14 etc. Puede ser el tiempo en que se independiza, escoge oficio, se
desposa.
71,6 De
la juventud salta al nacimiento. Ahora le consta que Dios estaba allí,
casi como comadrona: Ex 22,10s. Es dudoso el significado de la palabra
que traduzco por
"sacaste".
71,15b-16 Caben dos interpretaciones, que afectan al término sprwt y
al vínculo sintáctico. a) En la línea de número, parafraseo: "me pasaré
el día contando, porque para mí no tiene cuento. Entraré ... ":
compárese con Sal 139,17s; Eclo 43,28.30. b) En la línea de instrucción,
sea conocimiento de libros escritos, sea habilidad en el arte de contar
(Eclo 38,24; 44,4); unido a lo que sigue como concesiva. Parafraseo:
"aunque no entiendo de letras / no soy experto en narrar, con la
fortaleza del Señor entraré ... ". En la segunda interpretación el
orante confiesa no pertenecer al gremio de los doctos; pero
"fortalecido" por Dios se atreve: cfr. Miq 3,8.
71,17-19 El
anciano debilitado se fija en la ''fuerza'' de su Dios; una fuerza
ordenada toda a la justicia, una justicia que supera toda dimensión
humana. "¿Quién como tú?": Ex 15,11; Sal 35,10; 89,79.
Transposición cristiana.
Algunos
Padres ponen el salmo en boca de Cristo, tomando vejez por debilidad.
Retienen referencias al nacimiento, la instrucción celeste, las
tribulaciones, la resurrección.
EVANGELIO. Juan 13,21-33.36-38.
El traidor. (Jn 13,21-32)
21. Dicho esto, Jesús estremeciéndose, declaró:
- Sí, os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
22. Los discípulos se miraban unos a otros sin poderse explicar por quién lo decía.
23. Uno de sus discípulos estaba reclinado inmediato a Jesús; era el predilecto de Jesús.
24. Simón Pedro le hizo señas de que averiguase por quién podría decirlo.
25. Reclinándose entonces sin más sobre el pecho de Jesús, le preguntó:
- Señor, ¿quién es?
26. Jesús contestó:
- Es aquel para quien yo voy a mojar el trozo y a quien se lo voy a dar.
Mojando, pues, el trozo se lo dio a Judas de Simón Iscariote.
27. Y en cuanto recibió el trozo, entró en él Satanás. Por eso le dijo Jesús:
- Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
28. Ninguno de los comensales se dio cuenta de por qué le decía esto.
29.
Alguno pensaba que, como Judas tenía la bolsa, Jesús le decía: “Compra
lo que necesitamos para la fiesta”, o que diese algo a los pobres.
30. Él tomó el trozo y salió en seguida; era de noche.
31. Cuando salió, dijo Jesús:
-Acaba de manifestarse la gloria del Hombre y, por su medio, la de Dios;
32. y, por su medio, Dios va a manifestar su gloria y va a manifestarla muy pronto.
33.
Hijos míos, ya me queda poco que estar con vosotros. Me buscaréis, pero
aquello que dije a los judíos: “Adonde yo voy, vosotros no sois capaces
de venir”, os lo digo también a vosotros ahora.
El falso amor. Jesús predice la negación de Pedro. (Jn 13,36-38)
36. Le preguntó Simón Pedro:
- Señor, ¿a dónde vas?
Le repuso Jesús:
- Adonde me voy no eres capaz de seguirme ahora, pero, al fin, me seguirás.
37. Le dice Pedro:
- Señor, ¿por qué no soy capaz de seguirte ya ahora? Daré mi vida por ti.
38. Replicó Jesús:
- ¿Qué vas a dar tu vida por mí? Pues si, te lo aseguro: Antes que cante el gallo me habrás negado tres veces.
EXPLICACIÓN.
21-32.
Se pone el acento en uno de vosotros (cf. 6,70.71; 12,4) (21). Al ver
que, a pesar de su amor, uno de los suyos va a la ruina y la muerte,
Jesús se estremece. Sorpresa de los discípulos (22).
Primera
mención del discípulo predilecto (22). Su figura se contrapone a la de
Simón Pedro (cf. 18,15; 20,2ss; 21,7.20-23); acepta el amor de Jesús y
responde a él con su cercanía (inmediato). Es la figura masculina de la
nueva comunidad bajo los rasgos del amigo íntimo, identificado con Jesús
(la figura femenina, en papel de “esposa”, estará representada por
María Magdalena cf. 20,13-16).
El
discípulo puede permitirse un gesto de total intimidad (Reclinándose…
le preguntó) (24-25). Pedro no está inmediato a Jesús, no comprende su
amor ni acepta ser amado (13,8).
La
respuesta de Jesús no revela el nombre del traidor ni lo señala (26);
no rompe con el que va a traicionarlo: no ha venido a juzgar, sino a
salvar (12,47). Ofrecer a un comensal un trozo de alimento era señal de
deferencia. No se especifica de qué es el trozo, Jn juega con la
ambigüedad, la de salsa/sangre. Lo que Jesús ofrece a Judas es su misma
persona dispuesta a aceptar la muerte. Lo invita a rectificar y ser de
los suyos, a comer su carne y sangre y unirse a él (6,56). Responde al
odio con amor, poniendo su vida en manos de su enemigo. Toca a Judas
Iscariote hacer su última opción.
Jn
evita decir que Judas comió el trozo (27), lo que habría significado la
voluntad de asimilarse a Jesús. Más adelante (30) se explicará lo que
hace con él. El gesto de amistad de Jesús no encuentra en Judas una
respuesta positiva, antes al contrario, aumenta su antagonismo. Se
identifica con los principios y valores del sistema. Así interioriza
(entró en él) a Satanás, el dinero-poder, que lo hace agente suyo y
homicida (8,44). Jesús ha mostrado a Judas su amor hasta el fin, pero no
intenta forzarlo; le ha dejado plena libertad de opción, aun a costa de
su propia vida, y Judas se ha dado su propia sentencia; es inútil
prolongar la situación (hazlo pronto) (28).
Judas
administraba los fondos del grupo (12,6) (29). Dos interpretaciones de
las palabras de Jesús, que muestran la falta de comprensión del mensaje
por parte de los discípulos. Comprar significa dependencia del sistema
económico explotador (prueba de Jesús a Felipe, 6,5s). Dar a los pobres
fue la propuesta de Judas para el precio del perfume (cf. 12,5).
Judas
sale llevándose el trozo (30), la vida de Jesús, para entregarla. Entra
en la tiniebla (era de noche), en el ámbito de los enemigos de Jesús,
llevándose la luz, para extinguirla (1,5).
Jesús
interpreta la salida de Judas (31-32), como había interpretado el
lavado de los pies (13,12). Ha puesto libremente su vida en manos de sus
enemigos, por amor al hombre, para salvarlo. Así manifiesta al máximo
su gloria/amor, y el amor manifestado es el de Dios mismo, tan grande
que, traducido por Jesús en términos humanos, llega al don de la propia
vida por los hombres. En la primera parte (31) ocupa el primer plano la
manifestación de la gloria/amor de Dios a través del de Jesús; en la
segunda (32) se trata de la comunicación a los hombres de ese
amor/gloria de Dios, el Espíritu, a través de Jesús. La gloria/amor de
Jesús se manifiesta en dar su vida y expresa el amor de Dios al hombre.
La de Dios se manifiesta en el don del Espíritu, que se hace por medio
de Jesús.
Nota
crítica: Se ha elegido la lectura corta, suprimiendo en v.32 la
repetición: “Si la gloria de Dios se ha manifestado por su medio”, peor
atestiguada que la omisión.
Terminó
de afecto (33: Hijos míos, lit. “hijitos”). El momento es emocionante,
porque va a anunciar su próxima partida. Con esto, las palabras que
siguen toman el carácter de testamento. Alusión a 8,21. En su itinerario
nadie puede acompañarlo; nadie puede aún comprender la magnitud de su
amor ni asociarse a él.
Ellos se quedan y él va a constituirlos en comunidad, dándoles su estatuto y su identidad.
36-38.
De las palabras anteriores, Pedro ha retenido solamente las que
anunciaban la marcha de Jesús (13-33) (36). No se fija en lo que le toca
como discípulo. Jesús le repite lo que ha dicho antes, pero indicándole
que en el futuro llegará a seguirlo. Pedro no se conforma (37). Se
declara dispuesto a dar la vida por Jesús, pero no se da por enterado
del mandamiento del amor a los demás; se vincula solamente a su Señor.
Vuelve a singularizarse entre sus compañeros, queriendo mostrar a Jesús
una adhesión mayor que la de ellos (cf. 21,15); cree que Jesús no lo
conoce suficientemente. No entiende que no se trata de morir por Jesús,
sino de dar la vida, con y como Jesús, por el bien de los hombres. Su
generosidad manifiesta su profunda incomprensión: nadie puede sustituir a
Jesús en su función liberadora y manifestadora del amor del Padre.
Siguiendo a Jesús, el hombre no se sacrifica a Dios, sino que se hace
don suyo a los demás hombres, así como Dios mismo, por el Espíritu, se
hace don para el hombre.
Ironía
de Jesús (38). Pedro ha mostrado su arrogancia y su ignorancia. Jesús
no necesita sacrificios por él ni los acepta. Dios no absorbe al hombre,
sino que lo empuja a amar. Pedro pretende vincularse solamente a Jesús,
sin comprender que éste es inseparable del grupo.
Pedro,
que se ofrece a morir por su Señor, al ver derrumbarse su falsa idea de
Mesías, acabará negándolo. Su relación con Jesús no es tanto la
adhesión a su persona (amor) cuanto al papel mesiánico que le atribuye.
Sus negaciones serán indicio de una profunda decepción.
SÍNTESIS.
Si
en el lavado de los pies ha demostrado Jesús que el amor consiste en el
servicio que procura la libertad y la dignidad del hombre, en esta
perícopa muestra su total respeto por la libertad y su amor hasta el fin
(13,1), aun a costa de la propia vida. Al traidor le ofrece su amistad
hasta el último momento. El amor es más fuerte que el odio: es el amor
fiel (1,14: amor y lealtad). Excluye toda violencia; Dios no se impone
ni coacciona, es puro amor que se ofrece. No existe más juicio que el
que el hombre da de sí mismo con sus opciones.
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