jueves, 3 de marzo de 2022

16 DE MARZO

 Primera Lectura: Jeremías 18,18-20.

Confesiones de Jeremías (Jr 11; 15; 17; 20)

4. Persecución

18Dijeron: Vamos a tramar
un plan contra Jeremías,
que no nos faltará
la instrucción de un sacerdote,
el consejo de un docto, el oráculo de un profeta;
vamos a herirlo en la lengua,
no hagamos caso de lo que dice.
19Hazme tú caso, Señor, escucha a mis rivales,
20¿es que se pagan bienes con males?
Me han cavado una fosa.
Recuerda que estuve ante ti
intercediendo por ellos
para apartar de ellos tu enojo.

Explicación.

18,18-23 En la composición actual del libro van alternando los oráculos de amenaza con las confesiones de persecución, sugiriendo un entrelazarse de ambas realidades en la vida del profeta. A la mirada del profeta la persecución ha llegado a ser mortal: por eso invoca la ley del talión ante el tribunal de Dios, pues él no se tomará la venganza por su mano.

Los enemigos quieren acallar para siempre esa lengua que denuncia, sin comprender que es lengua que intercede. Se cortan su último apoyo. Pues bien, la intercesión se convierte en petición de sentencia capital. Si Dios ha prometido estar del lado del profeta, tendrá que enfrentarse con los enemigos del profeta. La neutralidad será complicidad. Y el juez no puede alegar ignorancia, pues "conoce sus planes homicidas". Pero ¿es ésa la única forma de frustrar el plan del enemigo: castigándolo antes de que lo ejecute? El lenguaje de esta súplica se inspira en motivos y fórmulas de salmos, especialmente del 109.

18,18 Los rivales no necesitan de Jeremías, porque cuentan con consejeros institucionales que prestan mejores servicios sin fallar: el sacerdote con su instrucción (torâ), el doctor con su consejo de prudencia humana, el profeta de corte con su oráculo halagador. Jeremías sólo tiene una lengua importuna, y hay que acabar con ella.

18,19-20 Sal 35,1.12; 38,21; 109,5; Prov 17,13.

Salmo: 31,5-6.14-16.

5 sácame de la red que me han escondido,
que tú eres mi amparo.
6 En tu mano encomendaba mi vida:
y me libraste, Señor, Dios fiel.
14 Oigo a muchos motejarme;
"pájaro de mal agüero",
mientras se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida.
15 Pero yo confío en ti, Señor,
digo: Tú eres mi Dios.
16 En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen.

Explicación.

31, 2b-5. Se adensa la súplica en siete imperativos de liberación y cuatro sustantivos que componen un espacio metafórico militar o cinegético. El orante se imagina como animal indefenso, acosado por cazadores que intentan matarlo; salta a una peña, busca una roca, cae en la red; alguien lo saca y conduce a lugar seguro (véase v.9). Cabe también la imagen militar recordando las aventuras de David huido por las montañas: 1 Sm 22,4s; 24,23. El paso de una imagen a otra es fluido, las imágenes pierden precisión. "Por tu nombre": puede ser también título o fama; el orante no alega méritos propios, sino peligros, y la fama o prestigio de Dios.

31,6-9. Los verbos del orante. El hifil de pqd es confiar un depósito a un guardián (Lv 5,21.23). Implica que el guardián es fiel (6b) y que uno se fía de él (7b). El orante deposita, no una propiedad preciosa, sino el "aliento" o vida o espíritu (cfr. Nm 27,16). En fuerte contraste están (a la letra) "quienes guardan soplos vanos" (Jn 2,9). Con los verbos del Señor podemos componer una secuencia: libró - se fijó - se ocupó no entregó - estableció. Verbos ricos de paralelos. P. ej. "fijarse en la aflicción": Ex 3,7; 4,31; Dt 26,7; "entregar en poder" 1 Sm 23,11 "establecer", con resonancia de nombrar: Sal 18,34; 30,8. El "espacio" se opone a la estructura (de 8b y 10a). Llamar a los ídolos "soplos" se encuentra en Dt 32,21 y es corriente en Jr.

31, 12-14 Cinco versos dedicados a las relaciones con otros. Es un círculo de vecinos, conocidos o familiares, gente. Enumera insultos, comentarios, murmuraciones, desvío, abandono, olvido, hostilidad. El orante es objeto de burla, terror, olvido, agresión. La serie no es coherente o lógica. Si lo atacan, no lo han olvidado; si aman una conjuración, no lo consideran un "cacharro inútil". El texto puede escucharse como desahogo exagerado de sentimientos acumulados, de situaciones imaginarias. O lo ponemos a cuenta del autor, que describe con observaciones certeras.

31,12 La "burla" o injuria es un término frecuente en Jr. El "espanto", porque el enfermo se considera tocado, herido por Dios y capaz de contagiar su maldición: Job 19; Is 53,3.

31,14 El mote se lee en Jr 6,25; 20,3.4.10; a la letra "terror en torno".

31,15-19. La súplica se bifurca en el v.18. Tras la enumeración de desgracias sigue lógicamente la petición de auxilio. Y como las desgracias han sido infligidas en parte por otros, pide para sí protección, para los enemigos castigo. 15a es eco de 7b, 16a de 6a. El título "mi Dios" muestra que confianza y fe son equivalentes.

31,16 "Azares". La temporalidad, que se va gastando medida en años (11), ahora se mide en horas o instantes. Toda la vida, desmenuzada y cambiante, mantenida en su cambio y continuidad por Dios.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

El salmo se ha hecho famoso porque el v.6 lo pone Lucas en boca de Cristo agonizante (23,46) y luego en boca de Esteban mártir (Hch 7,59). Dios recibe en depósito una vida, que no se perderá. En la misma línea se puede leer el v.16, y de ahí se extiende a la lectura cristológica y eclesiológica; sólo que corrigiendo el v.18, pues ni Jesús ni esteban piden la muerte de sus enemigos.


Evangelio: Mateo 20,17-28.

 17 Mientras iba subiendo a Jerusalén se llevó Jesús aparte a los Doce y les dijo por el camino:
                  18 - Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y letrados: lo condenarán a muerte
19 y lo entregarán a los paganos, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.

PETICIÓN DE LOS ZEBEDEOS.                   

20 Entonces se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos para rendirle homenaje y pedirle algo.
21 Él le preguntó:
                   - ¿Qué deseas?
                   Contestó ella:
                   - Dispón que cuando tú reines estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
                  22 Pero Jesús replicó:
                  - No sabéis lo que pedís: ¿sois capaces de pasar el trago que voy a pasar yo?
                  Le contestaron:
                  - Sí, lo somos.
                  23 Él les dijo:
                  - Mi trago lo pasaréis, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos a los que mi Padre se lo tenga preparado.
                  24 Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos.

INSTRUCCIÓN.

                  25 Jesús los reunió y les dijo:
                  - Sabéis que los jefes de las naciones las dominan y que los grandes les imponen su autoridad.
26 No será así entre vosotros; al contrario, el que quiera hacerse grande sea servidor vuestro
27 y el que quiera ser primero sea siervo vuestro.
28 Igual que el Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.

EXPLICACIÓN.

17 - 19.       Anuncio más detallado que los anteriores (16,21; 17,22s). Jesús habla al Israel mesiánico (los Doce). Los jefes religiosos de Israel y los doctores de su Ley son los enemigos mortales del Hombre. Los Doce deben romper con las instituciones.

Tríptico: 20,20-34; 20,25-28; 20,29-34. La primera y la tercera unidad se corresponden, pues los dos ciegos son figura de los dos hermanos y, en general, de todos los discípulos. Unidad central, instrucción de Jesús: opone el dominio que se ejerce en la sociedad civil al servicio que debe practicarse en la comunidad.

                     La petición de la madre es la de los discípulos (22). Estos no pierden la esperanza de ver a Jesús como monarca y ambicionan los primeros puestos (21). Para participar de la verdadera realeza de Jesús hay que asociarse a su pasión y muerte (27,37). Pasar el trago, lit. "beber la copa", locución semítica que denota una prueba dolorosa (Is 51,17; Lam 4,21). "La copa" vuelve a aparecer en Getsemaní (26,39) y la ofrecerá Jesús a los suyos en la cena (26,27). Dispuestos a todo para lograr su propósito (22). Pasar por la misma prueba es parte del compromiso que hace el discípulo para seguir a Jesús (16,24). Quiénes son los primeros en el seguimiento lo conoce sólo el Padre (23). La mención de dos (21) y de diez (24) recuerda el cisma de Israel (1 Re 12).

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