Primera Lectura. Isaías 7,10-14; 8,10
710El Señor volvió a hablar a Acaz:
11-Pide una señal al Señor, tu Dios; en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.
12Respondió Acaz:
-No la pido, no quiero tentar al Señor.
13Entonces dijo Dios:
-Escucha, heredero de David:
¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? 14Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad: la joven está encinta y dará a luz un hijo,
y le pondrá por nombre Emanuel.
810Haced planes, que fracasarán;
pronunciad amenazas, que no se cumplirán,
porque tenemos a Emanuel.
Explicación.
7,10-14
El hombre no puede exigir signos, puede pedirlos; si Dios los ofrece,
el hombre debe aceptarlos. El rey se resiste por falsa humildad, que
encubre una fe vacilante. Signos del cielo pueden ser estelares o
meteoros; del abismo, deben de estar relacionados con los muertos. (cfr.
Mt 12,39-41).
"La
joven" es, en el contexto histórico, la esposa del rey. El niño es
Ezequías, que asegura la continuidad de la dinastía. La tradición judía
ha interpretado "virgen"; así aparece en la versión griega (parthenos) y
así pasa a la tradición cristiana, que aplica la frase a María (Mt
1,13). La cadena dinástica cuelga en lo biológico de David, en lo
salvífico, del futuro Mesías.
8,10
La repetición del nombre de Emanuel en los versos 8 y 10 invita a leer
los dos oráculos unidos, como dos tiempos de un proceso, invasión y
liberación. Fácilmente se aplican a la actitud del pueblo: por su temor
ante Damasco y Efraín, han desencadenado la itervención asiria; pero
Dios la hará fracasar.
Salmo. 40,7-8a.8b.9.10.11.
7 Sacrificios y ofrendas no los quieres;
me has cavado oídos;
no pides holocaustos ni víctimas expiatorias.
8 Entonces yo digo: "aquí he venido".
En el texto del rollo se escribe de mí
9 que he de cumplir tu voluntad:
y yo lo quiero, Dios mío,
llevo tu instrucción en las entrañas.
10 He proclamado el derecho
a una asamblea numerosa.
No he cerrado los labios,
Señor, tú lo sabes.
11 No me he guardado en el pecho tu justicia,
he anunciado tu verdad y tu salvación,
no he negado tu lealtad y fidelidad
a la asamblea numerosa.
Explicación.
40,7-9
Es importante apreciar paralelismos y correlaciones. En esquema:
sacrificios / holocaustos, oídos / escrito, vengo / quiero. El primero
es un merismo que abarca el culto. El segundo sugiere un encargo oral y
uno escrito. El tercero es correlativo del anterior y se articula en dos
piezas complementarias: el acto de presentarse y la disponibilidad para
ejecutarlo.
40,7
Los sacrificios se relativizan (Eclo 34,18-35,26). "Cavar los oídos" es
metáfora única. La imagen parece fijarse en la hondura corporal que
abre el oído hacia el interior del hombre: compárese con Is 50,4s.
40,8b-9
Lo que más interesa del texto es la asimilación del encargo y por
implicación del tema. Lo que estaba en un "escrito", pasa a estar "en
las entrañas"; el texto de la proclamación está amorosamente asimilado.
Compárese con Ez 3,3.
40,10-11
La proclamación se enuncia en cuatro verbos y seis sustantivos. El
insistir en formas negativas, el apelar al testimonio de Dios, hace
sospechar algún riesgo en el encargo, como si algo grave indujera al
silencio. El verbo positivo, "evangelizar", significa en la vida civil
anunciar una buena noticia. Es típico del profeta del destierro, que
también tropezaba con resistencia y hostilidad: Is 40,9; 41,27; 52,7 y
60,6; 61,1; Sal 96,2. El "derecho" recurre también en Is 41,2-10;
42,6.21; 45,19; 51,1.5.7. Los otros sustantivos, con posesivo "tu",
pertenecen a una tradición ancha, también presente en el salterio.
Ahora
imaginemos que ha comenzado la predicación, que provoca resistencia,
oposición, persecución; el orante invoca el auxilio de quien le
encomendó la tarea. Es lo que sigue en 12-18.
Segunda Lectura. Hebreos 10,4-10.
4Es que es imposible que sangre de toros y cabras quite los pecados; 5por eso, al entrar en el mundo dice él:
Sacrificios y ofrendas no los quisiste,
en vez de eso, me has dado un cuerpo a mí;
6holocaustos y víctimas expiatorias
no te agradan;
7entonces dije: "Aquí estoy yo
(en un título del libro está escrito de mí)
para realizar tu designio, Dios mío" (Sal 40,7-9 LXX).
8Primero dice: "Sacrificios y ofrendas, holocaustos y víctimas expiatorias ni los quieres ni te agradan" -éstos son los que manda ofrecer la Ley- 9y después añade: "Aquí estoy yo para realizar tu designio". Deroga
lo primero para establecer lo segundo. 10Por esa voluntad hemos quedado
consagrados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesús Mesías, única y
definitiva.
Explicación.
Esta situación no podía ser definitiva, y el autor lo prueba con la cita de Sal 40,6-8, considerado como profecía mesiánica (está escrito de mí). El
único sacrificio válido es la entrega del hombre a la realización del
designio de Dios (4-7). Este nuevo sacrificio invalida todos los
anteriores, y gracias a la entrega de Jesús Mesías, el hombre está
capacitado para realizar este designio (8-10).
Evangelio. Lucas 1,26-38.
26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea que se llamaba Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
28 Entrando adonde estaba ella, el ángel le dijo:
- Alégrate, favorecida, el Señor está contigo.
29 Ella se turbó al oír estas palabras, preguntándose qué saludo era aquél.
30 El ángel le dijo:
- No temas, María, que Dios te ha concedido tu favor.
31 Mira, vas a concebir en tu seno y a dar a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús.
32 Éste será grande, lo llamarán Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado;
33 reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.
34 María dijo al ángel:
-¿Cómo sucederá eso, si no vivo con un hombre?
35 El ángel le contestó:
-
El Espíritu Santo bajará sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso, al que va a nacer lo llamarán "Consagrado",
"Hijo de Dios".
36 Y mira, también tu pariente Isabel, en su vejez, ha concebido un hijo, y la que decían que era estéril está ya de seis meses,
37 porque para Dios no hay nada imposible.
38 Respondió María:
- Aquí está la sierva del Señor; cúmplase en mi lo que has dicho.
Y el ángel la dejo.
EXPLICACIÓN.
La
concepción de Juan estaba en paralelo con la de Isaac; la de Jesús lo
está con la creación de Adán. Nace de Dios mismo y es principio de una
nueva humanidad.
Nazaret
(26), nunca nombrado en el AT: lugar no ligado a promesa o expectación
mesiánica alguna; esta intervención divina no va a representar una
continuidad con el pasado. Galilea, la provincia alejada del centro de
la institución judía. La escena no se desarrolla en ambiente oficial: no
en el templo, sino en una casa; su protagonista no es un sacerdote,
sino una virgen (27) sin genealogía ni mención de observancia (cf. 1,6).
Sentido teológico de la virginidad: la absoluta fidelidad a Dios (por
oposición a la esposa "adúltera" o "prostituida", figuras del pueblo
extraviado, cf. Os 2,4ss; Jr 3,6-13; Ez 16). María representa a "los
pobres" de Israel, sin relieve social.
Saludo
de alegría (cf. Zac 9,9; Sof 3,14), horizonte de salvación (28).
Favorecida: la que goza del pleno favor divino; amor de Dios a los
israelitas fieles; el Señor está contigo: fórmula usual en Lucas para
indicar la solicitud de DIos por un determinado personaje (Lc 1,66; Hch
7,9; 10,38; 11,21; 18,10; cf. Dt 2,7; 20,1, etc). El saludo no provoca
temor (cf. 1,12).
Te
ha concedido un favor (30: cf. Gn 6,8; Jue 6,17, etc.); Dios miró a
Israel con favor en el momento de su elección; la fidelidad de este
Israel pobre le asegura ese favor en el presente. José, el descendiente
de David (27), no tiene papel alguno en el plan anunciado por el ángel,
Jesús (31) = Dios salva; será María quien imponga nombre a su hijo (cf.
1,13), es decir, éste continuará la línea de la madre, no la de José.
Hijo del Altísimo (designación divina de alcance universal) (32), no de
David, ni de otro padre humano; "ser hijo", no significa solamente nacer
por obra de un padre, sino sobre todo heredar la tradición que éste
transmite y tener por modelo de comportamiento al padre; no será David
el modelo de Jesús; su mensaje vendrá directamente de Dios, su Padre, y
sólo éste será modelo de su comportamiento. Grande, por su filiación
divina (no sólo "a los ojos del Señor", cf. 1,15); lo llamarán, lo será y
será reconocido por tal. David, su padre/antepasado; le corresponde la
herencia de David (a través de José), pero el trono no lo obtendrá por
pertenecer a su estirpe, sino por decisión de Dios (32; le dará, no
"heredará"). En Jesús se cumplirá la promesa dinástica /2 Sm 7,12), pero
no será el hijo/sucesor de David (Lc 20,41-44); sino algo completamente
nuevo, aunque igualmente perpetuo (Dn 2,22; 7,14). La casa de Jacob
(33), las doce tribus, el Israel escatológico.
María
no pide pruebas (cf. 1,18), pregunta el modo como esto puede realizarse
(34). No vivo con un hombre (lit. "no estoy conociendo varón"): el
Israel fiel no espera vida/fecundidad de los hombres, ni siquiera de la
línea davídica (José), sino sólo de Dios, aunque no sabe cómo.
Diferencia
con Juan Bautista: éste recibe el Espíritu Santo antes de nacer (1,15);
Jesús es concebido por obra del Espíritu, la fuerza creadora de Dios
(35: fuerza del Altísimo). Te cubrirá con su sombra: se insinúa la idea
de "la gloria de Dios" (Éx 40,38; "nube", presencia activa de Dios). La
concepción, nuevo acto creador (Espíritu Santo): nace un nuevo Adán,
comienza una nueva humanidad. Consagrado, Hijo de Dios, designaciones
mesiánicas (Sal 2,7; Lc 4,34). El ángel añade una señal: la fecundidad
de Isabel, vieja y estéril, es prueba de la fuerza creadora de Dios
(36s).
María
no es "una sierva", sino la sierva del Señor (38), representado al
Israel fiel (Is 48,8.9.20; 49,3; Jr 46,27s). Su fe contrasta con la
incredulidad de Zacarías (1,20).
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