Primera Lectura: Hechos 6:8-10; 7:54-59
6 8 Esteban, lleno de gracia y de fuerza, realizaba grandes prodigios y señales en medio del pueblo.
9 Entonces, algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, con
algunos de Cirene y de Alejandría y otros oriundos de Cilicia y de Asia,
se pusieron a discutir con Esteban,
10 pero no lograban hacer frente al saber y al Espíritu con que hablaba.
7 54 Oyendo sus palabras se recomían por dentro y rechinaban los dientes contra él.
55 Pero Esteban, que estaba lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada
en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de
Dios,
56 y dijo:
- Estoy contemplando el cielo abierto y al Hombre de pie a la derecha de Dios.
57 Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos y, todos a una, se abalanzaron sobre él,
58 lo empujaron fuera
de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos depusieron sus
mantos a los pies de un joven llamado Saulo
59 y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
- Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Explicación.
6, 8-10. En
contraste con la situación pacífica de la iglesia de Jerusalén aparece
la figura de Esteban, portavoz del grupo helenista, cuya actividad se
describe en los mismos términos que la de los apóstoles (8, cf. 5,12), y
la reacción airada de las sinagogas formadas por judíos de la diáspora
(9).
Se cumple a la letra la promesa de Jesús (10, cf. Lc
21,15, comp. con Hch 4,14). La rec. Occ. precisa todavía: "pues sus
argumentos eran rebatidos por él con toda valentía" (cf. 4,29, com
v.31).
7,54-59. En contraste con lo sucedido en
el caso de los apóstoles (5,33ss), nadie sale en defensa de Esteban
(54). Se subraya por quinta vez la calidad eximia de este personaje
(55a, cf. 6,3.5.8.10). El cielo avala la denuncia hecha por Esteban,
siendo Jesús en su calidad de "el Hombre" quien asume su defensa
(55b-56, cf. Lc 22,69).
El tribunal considera una blasfemia el dicho de
Esteban (57). Primero se produce un conato de linchamiento, a cargo de
los amotinados (58a). Luego aparecen los testigos encargados de la
lapidación de Esteban, quienes dan visos de legalidad a su ejecución
(58b-59a). La acción de "deponer los mantos a los pies de Saulo", en
lugar de desnudar al reo, según prescribe la Misná, anticipa la
transmisión de poderes y su fusión en una sola mano que tendrá lugar más
tarde (cf. 9,1s; 22,5; 26,10.12). Se presenta, así, a un nuevo
personaje, Saulo, como perseguidor por antonomasia de la comunidad
helenista. La rec. occ. le confiere representatividad: "cierto joven",
personificación del fanatismo creciente del judaísmo helenista más
ortodoxo. Saulo no es un simple adolescente, sino que hace uso del poder
que acaba de serle conferido: también él "daba su aprobación"
(recordado en 22,20), la expulsión fuera de la ciudad (58a, cf. Lc 4,29 y
20,15, prolepsis), la invocación a Jesús/Dios (59b, cf. Lc 23,46a), la
exculpación de los enemigos (60a, cf. Lc 23,34a), la libre aceptación de
la muerte (60b, cf. Lc 23,46b).
3 Préstame oído, ven aprisa a librarme,
sé mi roca de refugio, mi alcázar salvador;
4 que mi peña y alcázar eres tú:
por tu nombre dirígeme y guíame;
6 En tu mano encomendaba mi vida:
y me libraste, Señor, Dios fiel.
8 Festejaré, celebraré tu lealtad,
pues te fijaste en mi aflicción
velaste por mi vida en peligro.
17 Muestra a tu siervo tu rostro radiante,
sálvame por tu lealtad.
Explicación.
31, 2b-5. Se adensa la súplica en siete imperativos de liberación y
cuatro sustantivos que componen un espacio metafórico militar o
cinegético. El orante se imagina como animal indefenso, acosado por
cazadores que intentan matarlo; salta a una peña, busca una roca, cae en
la red; alguien lo saca y conduce a lugar seguro (véase v.9). Cabe
también la imagen militar recordando las aventuras de David huido por
las montañas: 1 Sm 22,4s; 24,23. El paso de una imagen a otra es fluido,
las imágenes pierden precisión. "Por tu nombre": puede ser también
título o fama; el orante no alega méritos propios, sino peligros, y la
fama o prestigio de Dios.
31,6-9. Los verbos del orante. El hifil de pqd es confiar un depósito a
un guardián (Lv 5,21.23). Implica que el guardián es fiel (6b) y que uno
se fía de él (7b). El orante deposita, no una propiedad preciosa, sino
el "aliento" o vida o espíritu (cfr. Nm 27,16). En fuerte contraste
están (a la letra) "quienes guardan soplos vanos" (Jn 2,9). Con los
verbos del Señor podemos componer una secuencia: libró - se fijó - se
ocupó no entregó - estableció. Verbos ricos de paralelos. P. ej.
"fijarse en la aflicción": Ex 3,7; 4,31; Dt 26,7; "entregar en poder" 1
Sm 23,11 "establecer", con resonancia de nombrar: Sal 18,34; 30,8. El
"espacio" se opone a la estructura (de 8b y 10a). Llamar a los ídolos
"soplos" se encuentra en Dt 32,21 y es corriente en Jr.
31,8 Demasiado pronto en el salmo se anticipa la celebración; prepara una pausa.
31,17 "Iluminar el rostro" es mostrarlo benévolo, como el sol un día
sereno. La expresión es propia de la bendición (Nm 6,25) y de la
súplica: Sal 67,2; 80,4.8.20. Si antes (2) invocaba la justicia, ahora
invoca la "lealtad" o misericordia, su correlativa.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
El salmo se ha hecho famoso porque el v.6 lo pone Lucas en boca de
Cristo agonizante (23,46) y luego en boca de Esteban mártir (Hch 7,59).
Dios recibe en depósito una vida, que no se perderá. En la misma línea
se puede leer el v.16, y de ahí se extiende a la lectura cristológica y
eclesiológica; sólo que corrigiendo el v.18, pues ni Jesús ni esteban
piden la muerte de sus enemigos.
Evangelio: Mateo 10:17-22
17 Pero tened cuidado con la gente, porque os llevarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas
18 y os conducirán ante gobernadores y reyes por mi causa, como prueba contra ellos y contra los paganos.
19 Cuando os entreguen no os preocupéis por lo que
vais a decir o por cómo lo diréis, pues lo que tenéis que decir se os
inspirará en aquel momento;
20 porque no seréis vosotros los que habléis, será el Espíritu de vuestro Padre quien hable por vuestro medio.
21 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y
un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y
los harán morir,
22 y seréis odiados de todos por razón de mi persona; pero aquel que resista hasta el final, ése se salvará.
Explicación.
La prudencia (17, cf. 7,6). Confianza (19-20). Actitudes ante el mensaje (21s). La muerte no es un fracaso (22).
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