PRIMERA LECTURA: Isaías 56,1-3.6-8.
1Así dice el Señor:
Guardad el derecho, practicad la justicia,
que mi salvación está para llegar
y se va a revelar mi victoria.
2Dichoso el hombre que obra así,
dichoso el mortal que persevera en ello,
que guarda el sábado sin profanarlo
y guarda su mano de hacer cualquier mal.
3No diga el extranjero que se ha dado al Señor:
"El Señor me excluirá de su pueblo".
No diga el eunuco: "Yo soy un árbol seco".
6A los extranjeros que se hayan dado
al Señor, para servirlo,
para amar al Señor y ser sus servidores,
que guarden el sábado sin profanarlo
y perseveren en mi alianza,
7los traeré a mi Monte Santo,
los alegraré en mi casa de oración;
aceptaré sobre mi altar
sus holocaustos y sacrificios;
porque mi casa es casa de oración,
y a mi casa la llamarán todos los pueblos
Casa de Oración.
8Oráculo del Señor,
que reúne a los dispersos de Israel,
y reunirá otros a los ya reunidos.
Explicación.
56,1-8 Algo nuevo está por llegar: salvación (victoria) y justicia: hay que prepararse para recibirlo. ¿En qué consiste la novedad? En la apertura universal, indicada en la denominación "hombre, mortal" y especificada en dos categorías hasta ahora excluidas: el extranjero y el eunuco. En adelante y para todos bastará practicar la justicia y observar el sábado como signo de una nueva alianza (cfr. Ex 31,13.17). De la "separación" se pasa a la "incorporación". Este espíritu de apertura contrasta con la política exclusivista de Esdras y Nehemías: Esd 9,1-2; 10,1-17; Neh 10,31.
56,1 En cierto sentido, la salvación de 51,5 se ha diferido. La etapa se abre bajo el signo de la expectación.
56,2 La fórmula "dichoso", frecuente en salmos y sapienciales, es rara en los profetas: Is 30,18; 32,20.
56,3 La legislación de Dt 23,2-9 excluye de la comunidad cúltica a eunucos y extranjeros o hijos de extranjeros. El israelita se inserta en la comunidad por la generación y en ella perpetúa su nombre. El forastero se lamenta de no poder participar en el culto, el eunuco se lamenta de no dar fruto en esa comunidad (véanse Sal 1,3; 92,13-15).
56,6-7 Como "casa de oración", el templo está abierto a todo el mundo (Mt 21,13 par). Los extranjeros, una vez incorporados, podrán participar también en los sacrificios y otras ceremonias festivas del culto.
56,8 La abolición de la antigua ley suena en un oráculo del Señor. Tendrá fuerza expansiva, porque el mismo Señor seguirá atrayendo y reuniendo.
SALMO: 67,2-3.5.7-8.
2Dios tenga piedad y nos bendiga,
muéstrenos su rostro radiante, 3para que conozca la tierra tus caminos,
todas las naciones tu salvación.
muéstrenos su rostro radiante, 3para que conozca la tierra tus caminos,
todas las naciones tu salvación.
5Que lo celebren jubilosas las naciones
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
7La tierra ha dado su cosecha: nos bendice Dios, nuestro Dios.
8Nos bendice Dios: Que lo respeten
todos los confines del orbe.
8Nos bendice Dios: Que lo respeten
todos los confines del orbe.
EXPLICACIÓN
67,2 Todo parte de la "piedad" de Dios: actitud y acto gratuito que al hombre le es sugerido invocar. El "bendecir" de Dios es bienhacer, porque diciendo hace. La humanidad comienza con una bendición: Gn 1 ,28. Un "rostro" benévolo irradia luz: Prov 16,15; EcI 8,1.
67,3 Los "caminos" son el modo de actuar.
67,5 El gobierno de Dios es justo, como cantan los salmos 96 y 98.
67,7 La bendición equivale a la lluvia que fertiliza la tierra. Aunque dice "nuestro Dios", no pronuncia el nombre de Yhwh.
Transposición cristiana.
EVANGELIO: Juan 5,33-36.
33. Vosotros enviasteis a interrogar a Juan, y él dejó testimonio en favor de la verdad.
34. No es que yo acepte el testimonio de un hombre; lo digo, sin embargo, para que os salvéis vosotros.
35. Él era la lámpara encendida que brillaba, y vosotros quisisteis por un tiempo disfrutar de su luz.
36. Pero el testimonio en que yo me apoyo vale más que el de Juan, pues las obras que el Padre me ha encargado llevar a término, esas obras que estoy haciendo, me acreditan como enviado del Padre.
Explicación.
34. No es que yo acepte el testimonio de un hombre; lo digo, sin embargo, para que os salvéis vosotros.
35. Él era la lámpara encendida que brillaba, y vosotros quisisteis por un tiempo disfrutar de su luz.
36. Pero el testimonio en que yo me apoyo vale más que el de Juan, pues las obras que el Padre me ha encargado llevar a término, esas obras que estoy haciendo, me acreditan como enviado del Padre.
Explicación.
Jesús ha declarado que su actitud a favor del hombre es la única norma de conducta establecida por Dios, el único criterio para distinguir entre bien y mal. El adversario implícito es, pues, la Ley, que, según la opinión de todos, tenía a su favor el testimonio de Dios. Toca, pues, a Jesús aducir testimonios que corroboren su pretensión. Como lo que se discute es quien goza de autoridad divina –Jesús o la Ley- sólo Dios mismo puede dirimir la cuestión; por eso Jesús no acepta testimonios humanos, ni siquiera el de Juan (32-34).
El argumento único y decisivo de su misión divina es su propia actividad; no emplea dialéctica, aduce obras (5,17). Dios da testimonio a favor de Jesús a través de las obras que éste realiza. Quien conciba a Dios como dador de vida (Padre) tiene que concluir que las obras de Jesús, que efectúan el bien concreto del hombre comunicándole vida, son de Dios (Is 1,17; 58,6s; 61,1; Jr 21,11s; 22,15s; Ez 34,2-4; Sal 72,4.12-14).
Invectiva contra los dirigentes, pretendidos depositarios de la auténtica tradición. Endurecimiento inveterado (Nunca): han desobedecido a Dios (cf. Éx 19,5.89; 23,22), no han conservado su alianza (ver su figura, cf. Éx 24,27 LXX) y han dejado perder el mensaje de justicia/amor que ésta pretendía comunicar y que había sido renovado por los profetas.
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