Primera Lectura: Miqueas 6, 1-4. 6-8
1Escuchad lo que dice el Señor:
Levántate, llama a juicio a los montes,
que los collados escuchen tu voz.
2Escuchad, montes, el juicio del Señor,
firmes cimientos de la tierra:
el Señor entabla juicio con su pueblo,
pleitea con Israel.
3Pueblo mío, ¿qué te hice,
en qué te molesté? Respóndeme.
4Te saqué de Egipto, te redimí de la esclavitud,
enviando por delante a Moisés, Aarón y María.
6-¿Con qué me presentaré al Señor,
inclinándome al Dios del cielo?
¿Me presentaré con holocaustos
con becerros añojos?
7¿Aceptará el Señor un millar de carneros
o diez mil arroyos de aceite?
¿Le ofreceré mi primogénito por mi culpa
o el fruto de mi vientre por mi pecado?
8-Hombre, ya te he explicado lo que está bien,
lo que el Señor desea de ti:
que defiendas el derecho y ames la lealtad,
y que seas humilde con tu Dios.
EXPLICACIÓN.
6,1. Los montes no son encausados, sino testigos notariales, como cielo y tierra en otros textos: Is 1,2; Dt 32,1.
6,3 O no se le deja responder o se ha quedado sin respuesta.
6,4-5. Es
curiosa la selección de beneficios. Miriam quizá recordando el epinicio
(Éx 15) y el paso del Mar Rojo, Sittim y Guilgal recuerdan el paso del
Jordán.
6,6-9ª.
El pueblo recuerda y reconoce sus rebeldías. Ahora bien, el culto
oficial ofrece mecanismos para expiar pecados. El pueblo sugiere
sacrificios valiosos, incluso recurre mentalmente a los más valiosos
aunque ilegales (Lv 18,21; 20,2), sacrificios humanos. En tales
condiciones, sin enmienda radical, el Señor no acepta sacrificios. El
tema es tradicional y frecuente: Is 1,10-20; Jr 7; Sal 50 etc.
6,8. La
interpelación escueta “hombre” nos sorprende y suena con énfasis como
correlativo de “tu Dios”. Como señalando la común humanidad de todos
frente a Dios. El verso nos ofrece una síntesis de deberes, con el
prójimo y con Dios. No sabiendo qué hacer con él, traslado aquí un
sintagma del verso siguiente.
Salmo Responsorial: 50,5-6.8-9.16-17.21.23-24
5«Congregadme a mis vasallos
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
6proclame el cielo su inocencia:
Dios en persona viene al juicio.
8No te reprocho por tus sacrificios
pues a diario tengo presentes tus holocaustos.
9No me llevaré un novillo de tu casa
ni machos cabríos de tus rebaños,
16b¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes en la boca mi alianza,
17tú que detestas la corrección
y te echas a la espalda mis mandatos?
21Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
23El que ofrece como sacrificio la confesión
me glorifica;
24al que enmienda su conducta lo haré gozar
de la salvación de Dios.
EXPLICACIÓN.
50,5
"Vasallos" ligados por deber de lealtad en virtud del pacto: compárese
con Dt 7,12; 1 Re 8,23. Por el rito, el pacto es sacrosanto.
50,6 "Inocencia" pronunciada por adelantado, como en 1 Sm 12; o bien su justicia y legitimidad en el proceso que comienza.
50,8 "A diario": según fórmula cúltica de Ex 28-29; Lv 24; Nm 28-29.
50,9 El hombre ofrece animales domésticos, regulados por la legislación.
50,16 Este "pecador" o injusto es el mismo personaje de antes, el irreprochable en el culto.
50,17
Desechar la corrección, verbal o física, es afianzarse en el delito,
agravándolo con la contumacia: Prov 15,12; Eclo 32,18.
50,21
Ocupa el lugar de las pruebas materiales, con una fórmula jurídica
clásica, que Dios invoca porque lo conoce todo. Contrasta con el
compromiso de Ex 19,8; 24,3.7. "Como tú": el hombre concibe a Dios a su
imagen legítimamente, porque es imagen suya; necesariamente, porque sólo
puede concebir al modo humano; viciosamente, cando empequeñece o
deforma a Dios. Se fabrica mentalmente un Dios complaciente, cómplice.
50,23
La respuesta positiva está en singular, como responsabilidad personal.
Dos participios la definen: "sacrifica confesión" y "dispone el camino" o
conducta. Lo primero recoge la conclusión de la primera parte (14), lo
segundo completa el arrepentimiento con la enmienda.
A
cambio de ello, Dios le promete hacerle gozar o disfrutar de la
"salvación divina". Últimas palabras de un salmo áspero y liberador.
Ahora le toca hablar al hombre.
Evangelio: Mateo 12, 38-42
38 Entonces, en respuesta, algunos de los letrados fariseos le dijeron:
- Maestro, queremos ver una señal tuya personal.
39 Él les contestó:
- ¡Una generación perversa e idólatra, y exigiendo señales! Pues señal no se le dará excepto la señal de Jonás profeta.
40 Porque si tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del monstruo (Jon 2,1), también tres días y tres noches estará el Hombre en el seno de la tierra.
41 Los habitantes de Nínive se
alzarán a carearse con esta generación y la condenarán, pues ellos se
enmendaron con la predicación de Jonás, y hay más que Jonás aquí.
42 La reina del Sur se pondrá en pie
para carearse con esta generación y la condenará, pues ella vino desde
los confines de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y hay más
que Salomón aquí.
EXPLICACIÓN.
Nuevos
personajes, los letrados, que apoyan a los fariseos. No reconocen el
valor de las señales anteriores (11,2-5). Quieren el refrendo divino.
Jesús los increpa (39s). Idólatra (lit. "adúltera"; cf. Os 2,1ss;
5,3s; Jr 3,6ss; Ez 23). Señal de Jonás, la victoria sobre la muerte.
Los paganos (habitantes de Nínive, reina de Saba), mejores que los que
se precian de fidelidad a Dios (41s).
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